Podría decirse que "La muchacha del sendero" viene a ser otro cuento macabro con múltiples reminiscencias a lo clásico (desde ese padre supuestamente escondido, hasta ese acosador interpretado por Martin Sheen) y con un interesantísimo guión muy bien estructurado que en ningún momento pierde el ritmo y que, a medida que avanza, va añadiendo más elementos de sazón a una historia que resulta ser verdaderamente adictiva.
Eso sí, hablando sobre el film de Nicolas Gessner, cabría decir que de thriller y terror prácticamente nada, pues más bien es un drama con algún que otro tinte de intriga suficientemente conseguido. Un drama que nos habla sobre una muchacha que, debido a las consecuencias, ha tenido que desarrollar una serie de mecanismos que la han hecho tornarse un ser verdaderamente hábil e inteligente, cuyo modo de llevar sus relaciones parece un tanto atípico, ya sea por ese modo de actuar, cuya madurez resulta altamente sorpresiva para la edad que posee o por esa manera de ir afrontando las distintas inconveniencias que se le vienen encima.

Lo mejor de la cinta, además de ese talento del realizador por plasmar el relato en pantalla haciendo uso de una narrativa excelente y de unas más que notables cualidades para componer cada una de las secuencias, requieran más o menos tensión, son sus interpretaciones, con una Jodie Foster que, a sus 14 años, realiza una actuación digna de elogio (¡y a mi que nunca me había convencido..!), cuyos recursos administra con precisión milimétrica componiendo un personaje muy acorde con lo necesario, aunque tampoco se quede atrás Martin Sheen, pues con su papel de maníaco ofrece un magnífico juego, aportando dosis muy bien equilibradas entre la sobriedad que destila el personaje y ese punto de desquicio necesario para completar su trabajo. Y eso sin desechar la faena de otros intérpretes como el que acompaña a Jodie (Scott Jacoby) que ofrece una réplica correcta o el de Alexis Smith, muy metida en su papel también.

Quizá sus mejores momentos lleguen cuando ese drama termina resultando más agrio de lo que servidor hubiese podido imaginar y llega ese inquietante final, excelentemente rodado, por cierto, y suficientemente acorde con todo lo visto hasta el momento.
Así, con "La muchacha del sendero" nos hallamos ante un drama tan extraño como de atípica potencia que, de bien seguro, conseguirá cautivar a más de uno, ya sea por la fuerza interpretativa que destila la obra o por el sosegado trabajo del realizador que, tras sus formas, esconde una gran arma como para que, llegado su final, todo el entramado conformado no resulte ni pueril ni inverosímil.