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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Thriller. Acción La noticia de que Uri Omovich (Karel Roden), un rico mafioso ruso, está montando un negocio multimillonario de compraventa ilegal de terrenos en Londres, hará que todos los delincuentes de la ciudad quieran participar en la operación. Uri le pide a Lenny Cole (Tom Wilkinson), un pez gordo de la mafia londinense, que se ocupe de todos los trámites burocráticos y compré a un concejal (Jimi Mistry). Lenny confía la operación a su ... [+]
7 de octubre de 2008
172 de 205 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sus diálogos resultan, en ocasiones, curiosos, pero no brillantes.
Sus personajes tienen ese punto macarra tan Ritchie, pero no el carisma de, por ejemplo, Boris el navaja.
Su voz en off es bastante funcional, pero no tiene ni la pericia narrativa ni el tremendo estilo de la del tartaja Alan.
Sus situaciones se desenmarañan con soltura, pero no poseen la potencia y garra "Lock & Stock"
Sus imágenes son compactas y directas, pero nunca llegan a la conjunción de momentos tan magníficamente diseñados de "Snatch".

Y es que no mirar al pasado es muy difícil, te llames Guy Ritchie, o te llames Danny Boyle. Pese a ello, siempre será mejor disfrutar del presente, y ese presente es "Rocknrolla"
En ella, el nuevo y esperado trabajo del tipo que confabulo dos obras de arte en pleno auge de las islas británicas, se inicia un periplo donde nada es lo que parece y vuelven esas marañas en las que todo termina en una unión de carácteres demasiado grandes como para ser olvidados.

Quizá sus primeros minutos, debido a esa voz en off mencionada anteriormente, puedan resultar desangelados, también es posible que tarde algo en arrancar y que busque tanto enredo que se pierda un poco por el camino, pero lo cierto es que cuando "Rocknrolla" arranca definitivamente, el público calla, disfruta y sonríe.
Porque, pese a carecer, en cierto modo, de dinamismo durante sus primeros cuarenta minutos, y no tener unos personajes tan increíbles como los que antaño trazaba el cineasta inglés, al final se destapa el tarro de las emociones y entre golpes, bofetadas, algún que otro taco y el tremendo talante de algunos de sus protagonistas, funciona la mar de bien.

Así que, con su conclusión, uno sólo agradece haber disfrutado de otra hazaña que, puede que no sea cien por cien Ritchie, puede que le falte algo de sal, pero resulta tan bien trenzada, tan bien llevada y tan bien concluida, que no se le pueden andar buscando los tres pies al gato teniendo en cuenta los thrillers con los que nos topamos hoy en día. Porque prefiero ver a Butler aquí haciendo el macarra, antes que otras cien macarradas con las que nos bombardean en los USA, porque prefiero ver como en el cine de este genio al que ablandó Madonna se recurren a diálogos no tan rotundos, a oír mil estúpidas frases recitadas por el colega palero de turno de Mark Wahlberg, porque, en definitiva, y aunque le haya costado, Guy Ritchie ha vuelto en cierto modo.
Y si esta ha de ser la generación MTV, bienvenida sea, porque me quedo antes con ella que con DeNiro y Pacino haciendo el memo en su último bodrio subvencionado por los grandes estudios.
Grandine
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