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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Fantástico. Acción. Comedia Adaptación a la gran pantalla del popular cómic de Bob Kane, que ese mismo año y con los mismos protagonistas conocía una exitosa versión en formato de serie de televisión que duraría dos años en la pequeña pantalla. Batman y Robin se enfrentan a un grupo de criminales entre los que se encuentran sus eternos rivales Joker y El Pingüino, quienes se han apoderado de un sofisticado artilugio para dominar el mundo. (FILMAFFINITY)
14 de junio de 2007
74 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Como puede desagradar a alguien un film donde Batman, en su empeño por arrojar una bomba al río, da tropecientasmil vueltas topándose con monjas, patitos, mujeres con carritos (¡y por duplicado!) y demás? ¿A un Batman al cual, ya en la primera secuencia, le ha mordisqueado la pernera un tiburón ¿explosivo? confundiéndolo con una sardina ("¡Menuda sardina", antológico Robin)? ¿A un Batman al que un delfín le salva la vida casi sin quererlo ("Que nobleza casi humana la de esos delfines", antológico de nuevo Robin)?

Y encima con Adam West, qué puto jefe. Ni Clooney, ni Kilmer, ni Keaton, ni leches en vinagre, ¡si aún tengo en mi cabeza las muecas de West en un intento por otorgarle dramatismo a su personaje! ¡qué tío, menudo crack! Y Burt Ward como Robin, ¡ese sí que le da mil vueltas al O'Donnell! ¡y esas expresiones! ("¡Vaya una pesadilla!", "!por todos los demonios, un periscopio pirata!", "¡menudo pegamento!") ¡y esos villanos! ¡El Acertijo con sus inverosímiles y del todo increibles enigmas, el Pingüino y sus irreconocibles disfraces, el Joker y sus bromas pesadas y la Mujer gata con su inconfundible maullido!

Si todo quedase ahí... ¡pero no! ¡todavía hay más! Esa vestimenta kitsch y hortera, esos decorados extremadamente sencillos y coloridos (con esas etiquetas indicando que es cada objeto, bestial) y una retahila de brutales momentos para disfrute de cualquier espectador que busque diversión y nada más.
Pero cuando parece que ya no puede superarse... llega ese final, con sorpresa incluida y con un aspecto que se había echado de menos durante toda la cinta.

En definitiva, quien la vea y no sonría ante algo tan excesivamente cutre y casposo, es que ha perdido el humor o, en su defecto, no se ha quitado las gafas de pasta.
¡Véanla, no se arrepentirán! ¡Yo ya no sé como decirlo!
Grandine
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