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Voto de Grandine:
8
7,5
26.109
Thriller. Drama
El joven Malik El Djebena (Tahar Rahim), un francés de origen árabe, ingresa en prisión para cumplir una pena de seis años. Aunque al principio la vida en la cárcel le resulta muy dura porque está completamente solo, se adapta rápidamente y, gracias a su carisma, se gana poco a poco la simpatía de los miembros de la mafia corsa, que tienen sobornados a los guardias y controlan todo lo que pasa en prisión.
30 de octubre de 2009
188 de 222 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Audiard no es un profeta. Puede que, como dicen por ahí, su film sea de ruptura, pero de ruptura consigo mismo antes que nada, de ruptura con aquella fantástica "De latir mi corazón se ha parado" en la que su tono jugaba un papel importante pero donde no parecía alcanzar las cotas más altas de su cine. Sin embargo, y pese a esa ruptura, lo que propone Audiard no es propio de un profeta, aunque sí podría ser propio de un maestro. Puesto que un tipo que domina de ese modo el tempo de su obra, que sabe como hacer crecer la tensión y el clímax de una forma imponente, que lleva a sus actores con una pericia digna de los más grandes y nos deja dos interpretaciones de bandera, que usa la banda sonora con inteligencia y estilo (único apartado en el que intuyo un trabajo estético) y que nos sabe hacer ver las rejas de la cárcel como un elemento más, no como mero atrezzo, como una jungla en la que la perspicacia y agudeza lo valen todo, y en la que para sobrevivir hay que valerse de algo más que fuerza, como decía, un tipo así, sólo puede ser un maestro.
"Un prophete" se construye con inteligencia: un muchacho llega a presidio con un billete doblado en la suela de su zapato y poco más que un carácter fraguado por los berrinches de una juventud que todavía no le ha permitido asentarse como una persona que sabe como medir sus gestos y sus decisiones.
Sus primeros movimientos en la cárcel, pues, pecan de impulsivos e imprecisos, y le hacen tambalearse durante unos minutos como una marioneta que todavía no sabe donde está ni que posición ocupa. Y aunque poco dura esa inestabilidad gracias a la coacción impuesta por César, un tipo temible a cuyos ojos no puede ni mirar, sirve para ver como Malik no podría dar dos pasos sin que uno de ellos fuese en falso.
Una vez ha arrancado, ya no hay vuelta atrás: La historia que forja Audiard con la pericia de un orfebrero y la mano maestra de un relojero ofrece tantas vertientes, tantos matices a dos personajes que a lo largo de dos horas y media se ven inmersos en un mar de situaciones que les ofrecen las pinceladas suficientes como para que cobren vida más allá del propio celuloide, que uno no puede verse más que inmerso en un peliculón como éste y respirar con ellos, a su ritmo, acogiéndose a sus constantes, casi sin darse cuenta.
(Sigue en el Spoiler)
"Un prophete" se construye con inteligencia: un muchacho llega a presidio con un billete doblado en la suela de su zapato y poco más que un carácter fraguado por los berrinches de una juventud que todavía no le ha permitido asentarse como una persona que sabe como medir sus gestos y sus decisiones.
Sus primeros movimientos en la cárcel, pues, pecan de impulsivos e imprecisos, y le hacen tambalearse durante unos minutos como una marioneta que todavía no sabe donde está ni que posición ocupa. Y aunque poco dura esa inestabilidad gracias a la coacción impuesta por César, un tipo temible a cuyos ojos no puede ni mirar, sirve para ver como Malik no podría dar dos pasos sin que uno de ellos fuese en falso.
Una vez ha arrancado, ya no hay vuelta atrás: La historia que forja Audiard con la pericia de un orfebrero y la mano maestra de un relojero ofrece tantas vertientes, tantos matices a dos personajes que a lo largo de dos horas y media se ven inmersos en un mar de situaciones que les ofrecen las pinceladas suficientes como para que cobren vida más allá del propio celuloide, que uno no puede verse más que inmerso en un peliculón como éste y respirar con ellos, a su ritmo, acogiéndose a sus constantes, casi sin darse cuenta.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Otro de los hechos que constatan que el galo ha logrado superarse es su montaje. Podría citar películas y casos en los que un crescendo está construido y tanto la progresión de planos como el empleo de la banda sonora denotan que ahí el desasosiego debe surgir, y remover al respetable, pero el espectador se da cuenta de ello, lo percibe. En "Un prophete" la tarea es tan impresionante que ni se logra percibir nada de eso, uno simplemente contempla, y se ve inmerso en esa atmósfera sin percatarse que un halo de sensaciones han salido al exterior y le han rodeado, con una facilidad tremenda.
Con la misma facilidad que todo gira alrededor de una obra cuasi perfecta, que mantiene un nivel soberbio y cuya duración no merma, para nada, sus capacidades.
Su conclusión viene a rubricar lo que el espectador pensaba, y nos hace partícipes de una transformación que se va cobrando a lo largo de "Un prophete" y que nos indica que en el presidio puede haber remordimientos por lo que se hizo antes de entrar o estando ya dentro, puede haber miedos, frustración e incluso añoranza por volver a estar fuera de ese lugar, y sentir el aire en el cogote, el agua del mar salada en los pies e, incluso, el bochorno del metro de buena mañana, pero también hay cambios constatados: la mirada se ennegrece, el rostro posee un aspecto más demacrado y, ante todo, ese chaval llamado Malik El Djebena se transforma en un hombre.
* Momento puramente Spoiler *
En sus últimos instantes, un hombre que años antes no se dejaba mirar al rostro, de aspecto desaliñado, triste y que prácticamente le deja a uno apesadumbrado cruza con paso agotado el patio del penal para plantarse ante el chaval al que un día maniató. Pero no se da cuenta de que allí ya no hay ningún chaval al que sentar a tus órdenes, sólo un tipo que aprendió y supo erguirse como pocos, ante todos los demás, y al que el único recuerdo que quedaba era un billete doblado que algún día habitó en la suela del zapato de alguien que, por aquel entonces, ya ni existía.
Con la misma facilidad que todo gira alrededor de una obra cuasi perfecta, que mantiene un nivel soberbio y cuya duración no merma, para nada, sus capacidades.
Su conclusión viene a rubricar lo que el espectador pensaba, y nos hace partícipes de una transformación que se va cobrando a lo largo de "Un prophete" y que nos indica que en el presidio puede haber remordimientos por lo que se hizo antes de entrar o estando ya dentro, puede haber miedos, frustración e incluso añoranza por volver a estar fuera de ese lugar, y sentir el aire en el cogote, el agua del mar salada en los pies e, incluso, el bochorno del metro de buena mañana, pero también hay cambios constatados: la mirada se ennegrece, el rostro posee un aspecto más demacrado y, ante todo, ese chaval llamado Malik El Djebena se transforma en un hombre.
* Momento puramente Spoiler *
En sus últimos instantes, un hombre que años antes no se dejaba mirar al rostro, de aspecto desaliñado, triste y que prácticamente le deja a uno apesadumbrado cruza con paso agotado el patio del penal para plantarse ante el chaval al que un día maniató. Pero no se da cuenta de que allí ya no hay ningún chaval al que sentar a tus órdenes, sólo un tipo que aprendió y supo erguirse como pocos, ante todos los demás, y al que el único recuerdo que quedaba era un billete doblado que algún día habitó en la suela del zapato de alguien que, por aquel entonces, ya ni existía.