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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Drama Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke) es un luchador profesional de wrestling que, tras haber sido una estrella en la década de los ochenta, trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando se da cuenta de que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, decide poner un poco de orden en su vida: intenta acercarse a ... [+]
12 de enero de 2009
227 de 263 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desazón total. Esa es la sensación que se produce en el espectador una vez ha terminado de ver "The Wrestler".

En ella, se explora más que la decadencia de un ídolo que años atrás fue algo mucho mayor, una persona que tuvo que dejar atrás todo cuanto quería, aunque fuese de modo involuntario, para poder seguir su particular senda hacía las cuerdas de un ring que, con el tiempo, se desmoronaría como su propia existencia. Y es que, mucho más allá de todo eso, en la última y soberbia obra de Aronofsky nos encontramos con un personaje que, llegado a cierto punto límite, se debate entre si olvidar todo aquello que le lanzó al estrellato o volver a caminos antiguos, ya pisados con anterioridad, para poder enmendar lo que un día se truncó, y que ahora podría ser una vía de escape de ese mundo, hacía otro mucho más sencillo, exigente y satisfactorio. Un mundo donde la redención y el reencuentro fueran un punto de partida para un ser que lo perdió todo, y ahora quiere volver a encontrarse con la realidad, pero no una realidad ficticia que vivió durante años y años, sino una realidad palpable en la que todo no es tan fácil como podría parecer, en la que una lágrima podría significar más de lo que jamás significó.

Para ello, un Mickey Rourke en plena forma que, aunque haga de estrella venida a menos, e interprete un paradigma de su carrera, escenifica la paradoja de una vida poco satisfactoria en un rostro envejecido y demacrado por el paso del tiempo. Todo ello sin necesidad de planos cortos o detalles, sino sosteniendo a nuestro protagonista desde otra óptica radicalmente distinta, una óptica que retrata el empobrecido ambiente en el que malvive, la sordidez del lugar donde se emplea por unas míseras monedas y la tristeza de un mundo que para él era espectáculo, y ahora son solo sitios desprovistos de vida alguna.

A lo largo de "The Wrestler", parece ser que tras esa apagada mirada, tras ese desgastado aspecto, lo único que le podría otorgar algo de candor es el apoyo de la única persona con la que parece tener contacto (una colosal Marisa Tomei que desgrana su papel con carácter) y el reencuentro con el único ser querido al que nunca tuvo demasiado cerca. Sin embargo, tras ese mostrador al que se acoge para iniciar una nueva vida, tras esa clientela a la que atiende con una sonrisa en la boca, todo termina restallando debido a una falsa realidad que Randy no habría podido mantener por un minuto más, puesto que esa no es su vida, esa no es su forma de vivirla, y jamás lo será.
Grandine
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