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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Bélico. Drama. Romance Primeros años de la Revolución Bolchevique. Una unidad del Ejército Rojo lleva a cabo una operación de exploración en los desiertos del Asia central. Con los soldados viaja María, que destaca entre los mejores francotiradores de la unidad. En la última operación hace prisionero a un soldado de Ejército Blanco. La situación en la que se encuentran hace surgir una compleja pasión entre quienes son enemigos de clase. Historia de amor que ... [+]
7 de marzo de 2009
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chukhrai, logra con "El cuarenta y uno" que, en su primer tramo, el espectador pueda verse subyugado por un espectáculo brillante, donde la enorme plasticidad de la fotografía y los magníficos recursos expresivos que usa el cineasta soviético, plasman con veracidad, esmero y potencia el bagaje por el desierto de esos soldados que no parecen tener un destino concreto.
Los primeros planos de sus agotados rostros reflejan a la perfección el temor y la duda de pisar terrenos tan apáticos y moverse por una zona tan dura como es la desértica. Entre todos ellos, pero, se encuentra la enardecida tez de una combatiente que rehusa mostrar cualquier tipo de sentimiento y entre órdenes y avances a través de la escurridiza arena, va haciendo cuentas y anotando mentalmente a todos aquellos que son abatidos por su rifle.

Sus compases iniciales pues, son esperanzadores y dan un hipnótico prólogo al espectador para aferrarse a una narración compacta, un tremendo trabajo visual y una definición de sus escuetos pero trabajados personajes magnífica.

A partir de ese instante, y todo el tramo desarrollado en zona desértica, Chukhrai se sigue aprovechando de unos recursos que no sólo se los otorga ese magnífico uso de la iluminación, sino también su pericia en el momento de componer imágenes y otorgarles un sentido.
Sin embargo, es llegado su ecuador, cuando el relato empieza a perder enteros. No tanto por la pérdida de sus recursos mejor administrados, sino por la conversión de su narrativa en una narrativa tosca y fofa, que desaprovecha lo que podría haber sido un vigoroso retrato, y lo lanza por la borda buscando la construcción entorno a una relación de la que hasta ese momento apenas habíamos dilucidado nada.

Para colmo, el desarrollo de la relación entre ambos protagónicos se torna distendida y no deja destellos sobre sus caracteres que no hubieramos visto antes, simplemente se dedica a otorgar a su estructura el suficiente espacio como para que creamos que todo ello ha podido dar pié a algo... eso sí, en cuanto empieza a dejar algún que otro destello, a pocos minutos para el final, "El cuarenta y uno" recobra súbitamente su interés para rematar con una conclusión... indescriptible. Una de esas conclusiones que, ante todo, logran dejar un ligero poso de reflexión en el espectador preguntándose "¿Por qué?" e intentando generar una respuesta empática que, en mi caso, parece haber funcionado. De todos modos, en su final sigue habiendo algo que no me convence, pues tampoco penetra en mi como hubiese sido lógico...
Quizá sea cuestión de darle otra oportunidad.
Grandine
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