Haz click aquí para copiar la URL
España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
6
Western. Fantástico. Acción. Terror Rayne es una guerrera mitad humana, mitad vampiro, o lo que es lo mismo, una Dhampir. Esta vez se dirige hacia el poblado de Deliverance, en la que ha emergido un grupo de vaqueros no-muertos, dirigidos por Billy el Niño, un poderoso vampiro. Rayne, se aliará con la gente del poblado para destruirlos... (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2008
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo, seguro que muchos se habrán sorprendido debido a la bandera canadiense que habita en el rincón derecho postrada al lado del título, y habrán pensado "Ja, a Uwe ya ni en EEUU le subvencionan" o "A este tío le han echado a patadas de yankeelandia". Pues no, Uwe rueda en Canadá porque le sale de los mismísimos, porque es un tío polivalente y porque quería pisar la tierra de anteriores genios de la serie B más homenajeadora como Cronenberg para, como no, realizar él su propio homenaje. Todo un crack, el entrañable herr doctor.
Y así es "Bloodrayne", una especie de homenaje en forma de coreografías cartón piedra, personajes dantescos y sin sentido del ridículo, y diálogos divertidísimos que sólo podía llegar a mezclar en un western vampírico este genio alemán.
Un homenaje, donde sin previo aviso, vuelan mesas, las botellas son rotas contra estas y las armas son desenfundadas con total soltura.

Ante todo, hay que reconocer que el maestro Boll se ha superado, y que ha dejado atrás facetas de su cine más carismático como el polvo por toda la cara o el bakaleo a todo trapo mientras el tiempo bala hacía su aparición.
Aquí ni hay bakaleo, ni hay polvo por toda la cara, ni hay tiempo bala, pero por contra, Uwe ha sabido (por así decirlo) mezclar dos géneros que tan pocos se habían atrevido a mezclar (quizá el maestro Carpenter en su infravalorada "Vampiros") y sacar un resultado que va más allá de lo esperpéntico, que hasta resulta curioso, gracioso y bonito de ver, porque ahora Boll se ha puesto serio, y no hay cuartel, aquí palman hasta los críos si es necesario.

Sobre los diálogos, no puedo hablar, pues debería tener un master en filosofía para analizar frases como "He matado a 17 hombres, sin contar chinos e indios" o símiles.
Lo que no hay que ser muy avispado para analizar, es el hecho de que en Canadá se montaban unas parrandas que pa qué. Y quien no me crea, que atienda bien: La escenita donde dos indios cruzan por delante de la cámara con toda la cara de "vamos a tomarnos unas cañas y unas bravas a muerte" los delata. Pero aun y así, yo sigo deleitándome al observar esta obra cumbre de nuestro cineasta favorito, de este apreciable amigo nuestro que es capaz hasta de propinar unas caricias a los rostros de sus atinados críticos, o de pedir nosecuantos millones para participar como extra en una de sus nuevas joyas.
Y para colmo, por si fuera poco, al principio observamos como él, ávido de nuevas experiencias, intentaba dar un paso más allá: Quería realizar un western vampírico basado en la doctrina `Dogma´, y claro, la cámara se mueve de aquí para allá, y de allá para aquí.. y tu terminas con una gran sonrisa, de esas que sólo él sabe arrancar.
Gracias Boll, te queremos :)
Grandine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow