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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
4
Comedia. Drama Elling está preparado para volver al "mundo real" tras un periodo de dos años en una clínica psiquiátrica. Tutelado por los servicios sociales noruegos, él y su compañero de habitación, un gigante bonachón llamado Kjell Bjarne, son propuestos para ser reintegrados en la comunidad. La asistencia social les ha concedido un apartamento en Oslo, donde se supone que han de ser capaces de cuidar de sí mismos. Pero, para alguien a quien entrar ... [+]
7 de octubre de 2008
18 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha dejado frío. Dudaba entre dos notas, el 4 y el 5. Tras asistir, el mismo día, al espectáculo ofrecido por un novel finlandés a principios de siglo con la mitad de medios y recursos, la decisión estaba tomada. Un 4, y a tomar por saco esos personajes desvalidos, raritos y resguardados en sus propias neuras que, para crecer, no necesitan situaciones ni diálogos, sólo golpes de guión que decidan cuando deben progresar y dar un paso adelante en su aflicción. Pues menuda mierda, vaya novedad.

Si, además, añades al folleto un director que supuestamente otorga sencillez y cariño a su propuesta cuando lo único que logra es saber bien como se maneja una cámara, vamos apañaos. Porque no hay ni una bendita virtud destacable en este conjunto de pegotes interconectados entre ellos a los que llamaremos guión, que lo único que intentan es romper la linealidad de una propuesta que debería serlo mucho más y dejarse de tantas subtramas que juegan al despiste y no son más que una chapuza.

Muchos alegarán que no son más que momentos para avanzar y conocer así las personalidades de nuestros protagonistas, mientras se desarrollan en su nuevo medio, pero lo realmente cierto es que así lo único que desarrollas es una terrible jaqueca en la cabeza del espectador.
Diálogos y gestos de complicidad, eso es lo que hubiese necesitado Naess, no burdas discusiones que terminan hastiando o pasos en falso que no se cree nadie.

Por fortuna, la cosa no dura demasiado ya que el noruego decidió no darle demasiadas vueltas a la peonza, y es que para desarrollar así una idea de esa índole hay que ser muy incompetente o, vistas las limitaciones, dejarlo en un cortometraje. Sin embargo, cuando hay historias de personajes parados o conflictivos de por medio y las posibilidades de ganar bonitos premios aumentan, ¿para qué molestarnos con un corto?
Grandine
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