Hazte a la idea: O vas falto de sueño, o ni se te ocurra acercarte a esta horrible cosa...
Ante todo, decir que parece mentira que un tipo al que se le ha notado cierto oficio en su último trabajo, "Eskalofrío", se preste a esta especie de cosa dejando entrever tremendas carencias (que se resolverían en su nuevo film) para intentar generar algo de terror o desasosiego, y es que casi todas las fórmulas empleadas se dirigen exactamente al mismo lugar: El de crear cierta inquietud apoyada en gritos, algún que otro subidón e, incluso, partes donde el típico sueño de la protagonista es el que debe infundar algo de miedo, cosa que, obviamente, no consigue debido a la previsibilidad misma de los acontecimientos.

Para saber quién de todos los intérpretes (quitando a Goya, que no es que realice una gran labor, pero tampoco lo hace tan mal) está peor, habría que montar una rifa, ya que entre ese personaje de chulito o a saber qué de Jaenada, el de nerd total de Novo o el de niño esquizoide de Manuel Dios, necesitaríamos algún baremo cercano al azar para decidir a cual expulsar de por vida de cualquier plató. Seguramente, terminaría siendo el niño, por ese odio visceral a la gran mayoría de niños actores, del que yo tampoco me libro.

De todos modos, lo peor no es que Ortiz recurra a lo facilón tras las cámaras y el suyo resulte un trabajo ramplón, ni que el elenco de actores esté tan mal escogido como llevado, sino que, en el afán actual de destrozar cuantas más neuronas, mejor, en base a giros de guión totalmente injustificables y que sólo buscan la sorpresa y el desquicio del público, la conclusión de "Somne" se torne una de las más estúpidas, ridículas e involuntariamente irritantes (cuando quiere ser esclarecedora) de cuantas servidor haya visto en mucho tiempo.

Lo peor de todo, es que por vueltas que le dé, aun no comprendo como gente con talento como el señor Ortiz, se presten a estas pachangas de vez en cuando en pro de conseguir a saber qué. Supongo que la culpable será nuestra madre patria. Ella, y la jodida manía de que quién no tiene enchufe, no tiene futuro, por más que nos pese.