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Voto de Anibal Ricci:
8
Drama Clara, una ex-crítica musical de Recife de 65 años, vive retirada en un edificio particular, el Aquarius, construido en la década de 1940 sobre la chic Avenida Boa Viagem, que bordea el océano. Un importante promotor ha comprado todos los apartamentos, pero ella se niega a vender el suyo y emprende una guerra fría contra la empresa que la acosa. La estresante situación le perturba y le lleva a pensar en su vida, en su pasado, en sus seres queridos. (FILMAFFINITY) [+]
16 de marzo de 2017
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta de ritmo pausado, casi documental, acerca de una periodista y crítica de música que en el pasado tuvo que lidiar con un cáncer y luego enviudó, pero que ahora debe enfrentar una lucha contra una empresa que desea demoler su antiguo edificio para construir un mega proyecto junto al mar. Doña Clara es la única propietaria que se niega a vender su departamento. En ese espacio crio a sus hijos y atesora recuerdos de toda una vida. No es la clásica heroína que lucha ante la adversidad, más bien la película nos muestra a una mujer que ha gozado y sufrido como cualquier ser humano, pero que no está dispuesta a que pisoteen sus raíces. Doña Clara es una persona educada, que siente pasión por la música y, sobre todo, no está dispuesta a sacrificar su libertad (esa Libertad con mayúsculas) ante las ambiciones de un arquitecto narcisista que ha hecho un posgrado en una escuela de negocios. Es una lucha de David contra Goliat, del individuo contra el sistema neoliberal que todo lo traduce en dinero. La cinta evidencia la pérdida de calidad de vida que trae el progreso con sus edificios de muchos pisos, pero se focaliza en la falta de escrúpulos que pueden esconder las empresas amparadas en equipos jurídicos que intimidan al ciudadano común y corriente. Hay también una crítica velada a la ética que enseñan en las escuelas de negocio, ésas que son capaces de convencer a sus alumnos que están en una guerra contra los competidores y con cualquiera que haga peligrar su rentabilidad, capaces incluso de sacar de contexto a El Arte de Guerra (Sun Szu) para aplicarlo a estrategias de negocio. Sin embargo, el tema profundo que propone el guion del director es la defensa de la identidad, de aquello que nos hace humanos. «La identidad es una referencia, un nexo, un apego, un diálogo, una tensión en constante actualización que se referencia en lo patrimonial, sea éste material o inmaterial (el viejo departamento y los momentos vividos por doña Clara)» [¿Se puede vivir sin el pasado?, Cristian Cottet, revista Dilemas]. Esa identidad que encuentra en lo patrimonial (departamento donde crio a sus hijos) constituye el sustento que le da coherencia a su pasado y le permite plantarse como ser humano. Quizás Aquarius no sea de esas películas a que nos tiene acostumbrado Hollywood, pero es una historia necesaria, de ésas que nos dejan pensando.
Anibal Ricci
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