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Voto de Ferdydurke:
5
6,3
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Fantástico
Sin motivo alguno, un día el cuadro de Leonardo da Vinci "La Gioconda" ha perdido su sonrisa, ahora tiene un gran gesto de tristeza. E igual que en el cuadro original, lo mismo sucede con todas las copias, fotografías y reproducciones de la obra de arte. ¿Tiene motivos para estar triste? ¿Se avecina una desgracia?. (FILMAFFINITY)
13 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabaríamos de una vez por todas con los chistes malos (es decir, todos, bien), las comedias (las románticas por favor lo pido yo), los monologuistas (gracias, señor), todos los humoristas (sin más dilación), los presentadores de todas las galas (y de los Goyas especialmente, bravo), las risas enlatadas (y las forzadas, también todas), las teleseries españolas (y con ellas todo el cine, de paso, de raigambre patria), los vodeviles, cócteles, premios, la hipocresía universal, el triunfo (todos perderíamos por fin completamente), la felicidad, la alegría..., seríamos definitivamente animales puros, honestos, recién salidos de la lavadora, sin mácula ni torcida inteligencia, buenos, verdaderos, de una pieza, exactos como los diamantes, plenos y llenos, como nuevos, con sistema y reglas, casi, casi, casi seres amorosos y achuchables como un oso panda, polvorones, perros pachones o vecinos armoniosos, no remolones. Ahí es nada.
La tristeza (y las lágrimas como mares) es más bella y siniestra, más fría y hermosa; perfecta, eterna.
Esta obra, es el caso, retoza entre la fantasía metafísica más sencilla, el cuento más pueril y un afán de trascendencia esmerado, irreprochable, asequible.
Es de una gozosa ridiculez, amañada, artesanal y tierna. Su cancionero clásico que la arropa te derrite los afectos a los que te entregas como un niño de cuerpo entero, con el corazón roto, sangrando de emoción y tiritando de pena, como titilan las estrellas en el agonizante universo nuestro.
La tristeza (y las lágrimas como mares) es más bella y siniestra, más fría y hermosa; perfecta, eterna.
Esta obra, es el caso, retoza entre la fantasía metafísica más sencilla, el cuento más pueril y un afán de trascendencia esmerado, irreprochable, asequible.
Es de una gozosa ridiculez, amañada, artesanal y tierna. Su cancionero clásico que la arropa te derrite los afectos a los que te entregas como un niño de cuerpo entero, con el corazón roto, sangrando de emoción y tiritando de pena, como titilan las estrellas en el agonizante universo nuestro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lava, piedra, sin vida, mundo de mineral escanciado, sin rastro ni huella de nuestra ausencia, de esa ciega inercia, ahíto de gases, metano, propano y emulsiones complejas, muy completas. Una gelidez calurosa que muestra un pasado que se proyecta hasta un infinito vacío. Donde los seres humanos no son ya ni recuerdo, una pantomima que sonríe si tiene frío.