A pesar de que nos llegue con retraso desde su estreno esta ingenua y entretenida aventura nos viene al pelo para recordarnos a todos que el 2018 es el año internacional de las aves en el que se celebra el centenario de la Ley del Tratado de Aves Migratorias de USA. Desgraciadamente el cambio climático generado por el hombre se suma a la larga lista de causas de extinción generalizada que el ser humano, cual virus imparable está produciendo en un suicidio anunciado de su propia especie.
Todos los años millones de aves inician un épico viaje en muchos casos de miles de kilómetros orientadas por el sol, las estrellas, los accidentes geográficos o el campo magnético de la tierra en un proceso que aún no comprendemos muy bien.
En este contexto Christian de Vita colaborador de Wes Anderson y Tim Burton se estrena en solitario con una cinta agradable orientada a los más pequeños, con un buen diseño de personajes y una modesta animación comparada con las producciones de los colosos de la animación, con las que comparte tópicos de guión a un ritmo que se agradece más pausado que las vorágines de acción a las que nos tienen acostumbradas Pixar y cia. Valores como la amistad, la superación personal, la pertenencia a un grupo sin excluir a los demás y la importancia del camino más allá de la meta final son algunos de los mensajes que nos dejan estos simpáticos pájaros de altos vuelos que se merecen una oportunidad en sus humildes pretensiones. 

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