Tienen en común el director y la pintora, el que más allá de su Alemania natal no son muy conocidos por el gran público, en el que por supuesto me incluyo. Del director de apellido onomatopéyico sin embargo ya conocia un buen trabajo anterior: "Al otro lado del muro" (2013). De una madre coraje de la Alemania del Este tras la caída del muro, vuelve aquí con otra mujer fuerte alemana, la pintora expresionista Paula Modersohn-Becker (1876-1907).

Más que un biopic al uso, bien documentado eso sí, el director se sirve de la vida de Paula para enmarcar la fuerte discriminación social de la mujer, en este caso acomodada (padre ingeniero, madre noble) en la Alemania de principios del siglo pasado. De las mujeres de menor nivel social o campesinas ya ni hablamos.
Comienza su relato cuando acude en unas "vacaciones artísticas" a la comunidad rural de Worpswede, cuyo entorno es bellamente fotografiado por Frank Lamm en un notable trabajo de contrastes de exteriores e interiores, de la ciudad y el campo. Paula ha tomado ya la decisión de ser artista y además allí se enamora de su futuro marido el también pintor Otto Modersohn.
Sin que llegue a ser relevante para lo que en definitiva quiere contarnos Schwochow nos hurta sus clases anteriores de pintura en Londres y Berlín que tambien prefiguran una Paula más viajada y sobre todo la experiencia traumática que según la propia pintora le marcó en su vida, cuando quedó enterrada bajo un derrumbe en una cantera de arena a la edad de 10 años junto con dos de sus primas. Una de ellas falleció en el accidente.

Su fuerte convicción personal en su arte, incomprendido y precursor según los canones de su entorno y su frustración personal en su matrimonio hacen que Paula se traslade al París bohemio más liberal en todos los sentidos. La fuerza vital que empuja a Paula se mimetiza con el excelente trabajo de Carla Juri que empatiza con el personaje y nos hace empatizar a su vez con él. 
La prolífica obra (más de 700 cuadros) se solapa con su evolución personal y las tensiones que le provoca su reconocimiento exigente como artista y su papel como mujer. Aquí toma importancia el personaje de su marido que sufre el acoso social de su entorno y que debe luchar entre sus sentimientos hacia Paula, sus ideas artísticas y su papel como varón dominante capaz por ley de internar a su mujer en un manicomio. Así estaban las cosas no hace tanto tiempo.
Paula se codea con artistas de vida tan agitada como la suya, es mantenida por el dinero de su marido, experimenta la liberación sexual y se confirma en el estilo de su obra al ver la obra de Cézanne aunque parece ser que en la realidad ya la conocia con anterioridad.
Schwochow es capaz de mantener la tensión, dirige con fluidez  con un diseño de producción muy cuidado y nos conduce a un final algo precipitado donde algunos flecos en las decisiones de Paula se quedan poco definidos en pos de narrar sus últimos momentos y no alargar más el metraje. A la postre trabajo dramático muy recomendable y descubrimiento de una pintora, la única que tiene un museo propio, igual de recomendable.

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