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España España · Madrid
Voto de Damarela:
5
Ciencia ficción. Aventuras. Acción. Thriller La última entrega de 'Los juegos del hambre' nos muestra a una nación en guerra, en la que Katniss se enfrenta con uñas y dientes al presidente Snow (Donald Sutherland). Con la ayuda de algunos amigos, entre ellos Gale (Liam Hemsworth), Finnick (Sam Claflin) y Peeta (Josh Hutcherson), arriesgará la vida para salir del Distrito 13 y eliminar al presidente Snow. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2015
79 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algunas cosas que tenía claras antes de asistir al maratón de “Sinsajo 1 + Sinsajo 2”: si se trata de la misma película, pero dividida en dos, deberíamos poder esperar lo mismo. Eso, por supuesto, tiene sus cosas buenas (mantiene el tono, oscuro, tenso, maduro) pero también sus malas, es decir, comete los mismos errores que las anteriores, posiblemente porque se han grabado a la vez (que no post-producido). ¿Cuál es el problema de “Los juegos del Hambre: Sinsajo. Parte 2“? que además comete otros errores nuevos.

La lucha contra el Capitolio continúa. Tenemos una Katniss que sigue siendo utilizada por todos los que la rodean pero más dispuesta a estar en primera línea de batalla, que es lo que toca ahora. La actuación de Jeniffer Lawrence sigue siendo soberbia, demostrando que lo mejor de un guión con una trama absurda sigue siendo la evolución de un personaje que para nada es un Mary Sue, sino una chiquilla que, en su boca “sólo quería salvar a su hermana” (y en su pensamiento “que la dejaran en paz”) y que se muestra cada vez más como un antihéroe: ella no pidió nada de eso. Pero cada vez se da cuenta más y más de que en todo movimiento tiene que haber un símbolo, y ella, como Sinsajo, es el de la Rebelión, y a pesar de ello no es capaz de dejar a un lado su guerra personal contra Snow, no deja a un lado sus emociones y sentimientos, sobre todo los que afectan a Peeta o a su hermana Prim, mostrándonos que los símbolos, a veces, son sólo eso: símbolos.

Y no hay nada de malo en que veamos un personaje atormentado, puesto que está rico en matices, pero sí en que en cada escena el guión haya optado por hacer avanzar la trama a través de los discursos. Hay una abundancia de discursos desmesurada, provocando que cada vez que va a pasar algo importante, sabes que te espera un discursito. ¡Y todos lanzan discursos! Largos monólogos que intentan encauzar nuestro afecto a uno u otro bando sin darse cuenta de que tanto discurso sólo consigue crear el efecto contrario. Ni William Wallace ni Máximo Décimo Meridio necesitaron más que un discurso, ambos antes de la batalla, para transmitirnos a nosotros, espectadores, qué era lo importante de lo que estaba pasando en la película (valentía, libertad, honor, lo que fuera). El hecho de que haya tantos discursos…provoca que al final no haya ninguno. Quedan como superfluas reflexiones dentro de lo que es un contexto muy grave: una guerra.

Pero la película optó por ser para todos los públicos, por lo que los discursos son para todos los públicos, y la guerra se edulcora, se banaliza, mostrando sólo el gesto preocupado de Katniss cada vez que ve ruinas, (y las hay a patadas), e imágenes de “campos de batalla”. La película evita la sangre, los muertos, y sólo presenta ruinas. Si queremos mostrar un universo gris, el desastre de las dictaduras, el sufrimiento de la lucha por la libertad, no puedes mostrar una ciudad desolada…pero sin muertos. Sólo tienes ese discurso de turno para que no tengas ni que pensar en qué significa lo que has visto: ya te lo contará algún personaje.

[...]

Fragmento extraído de www.generacionfriki.es
Damarela
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