Lo comenté en Prometheus y lo repito ahora. La obra pertenece al creador, no a los fans. Me da igual que ahora Ridley Scott coma langosta con tenedor de plata en su palacio del siglo XVI gracias a vosotros. Vuestra opinión vale lo mismo que la de un albañil jubilado sentado en un banco viendo como ACS construye un rascacielos de 60 pisos. O al menos así debería ser por el bien del arte.

Y esto que esta pasando con las precuelas de Alien es una buena prueba de ello. Con Prometheus os quejasteis de que eso no era Alien, de que No xenoformos No party. Hala, pues el bueno de Ridley lamentablemente os hizo caso, y tuvo que tirar a la basura sus planes de expansión del universo de su obra porque a los nenes no les mola que le saquen de lo que ya tenían. Así que como pudo reconstruyó su historia metiendo Aliens a punta pala y resulta que ahora tete no guta tampoco, tu no mami, caca, culo, pedo, pis.

Ya sabemos que hay mucho maniquí disfrazado de personaje secundario en la Prometheus y la Covenant. Pero también lo había en la Nostromo. Como si en la tripulación de Ripley estuviesen las mentes más profundas de la historia del celuloide...

Y no nos damos cuenta, pero con tanto lloriqueo nos estamos perdiendo a uno de los personajes más interesantes del cine actual. El amigo David, genialmente interpretado por Fassbender.

En fin, que esto es lo que pasa cuando le dejas el control de tu obra a la plebe. Que nadie acaba contento.

Ah, tendré que decir algo de la peli ¿no? Pues es lo que todo el mundo debería esperar. No estamos en los 80. A Sigourney Weaver le cuelga el pellejo de los brazos. Alien, el Octavo Pasajero ya se hizo y tú y yo la vimos. Así que solo queda entretenimiento para el que se deje entretener con un guion chapucero y un universo fascinante que no se puede expandir gracias a los mal llamados fans.