Que los de Hollywood no son los reyes del Mambo es una verdad meridiana. Un análisis superficial de filmografías como la de ciertos países asiáticos revela que se hacen películas muy interesantes por esos mundos de Dios, y al final acaban siendo un granero de ideas para la mediocre voracidad de la industria de los EE.UU. En el caso de Korea del Sur, hacen un cine con unos parámetros muy occidentales pero con una gran frescura y capacidad de sorpresa, por lo que son el objetivo perfecto.
The Terror Live no es una obra redonda, pero es un thriller muy digno que es capaz de mantener el suspense y hace un uso fantástico de los efectos visuales, de un naturalismo que debería ser imitado por ciertos directores. Su problema es que parte de una premisa muy atractiva (un atentado terrorista retrasmitido en directo por un periodista poco escrupuloso) que es bien desarrollada visualmente, pero que acaba derivando en elementos absurdos o al menos absolutamente increíbles. Un hilo argumental diáfano se acaba enmarañando demasiado y aunque el final no es todo lo satisfactorio que debió ser, estamos ante una película muy disfrutable que, mucho me temo, acabará estando protagonizada por Nicholas Cage.