Miércoles 11 de abril, 6:45 pm. Cinépolis Torres Lindavista. A casi un año de haber sido galardonada en diez categorías de los premios Ariel, a "La 4a. Compañía" por fin le llega el momento de su estreno a nivel comercial con Cinépolis como distribuidora, único thriller mexicano en cartelera ante la múltiple oferta de cine mexicano, el cual se encuentra anclado en el género romántico, que a últimas fechas se ha convertido en ese generador de buenos dividendos entre los directores enfocados a dicha tendencia.

Con respecto a la obra de Amir Galván y Mitzi Arreola se centra en uno de los más obscuros episodios de corrupción vividos en la Ciudad de México a principios de los años 80, perpetrados por Arturo Durazo Moreno —El Negro—, un sujeto al mando del cuerpo policíaco capitalino que gozó del respaldo presidencial y de la impunidad para llevar a cabo actos delictivos sin presedente, que afectó a la corporación en cuestiones de credibilidad y confianza que a la fecha continúa afectada en imagen al quedarse no sólo con el estigma, sino con el ejercicio de la ya latente corrupción que caracterizó a este periódo

Con una historia alterna, pero directamente relacionada con el llamado "Negro", la también guionista Mitzi Arreola opta por narrar los hechos que nos acontecieron como sociedad a través de las vivencias de Zambrano, un joven presidiario —proveniente de una familia disfuncional— condenado a varios años de prisión en el penal de Santa Martha (al oriente de la Ciudad de México) por el delito de robo de vehículos. En su ingreso, el mozalbete se verá sujeto a una serie de vejaciones por parte de internos y autoridades a las que no sucumbe, sin embargo, él tiene claro que en su estadía deberá ser considerado como integrante del equipo de fútbol Américano conformado como parte de las actividades recreativas y deportivas del penitenciario.

De esta forma el argumento muestra la manera en que se enfilará no sólo a los llamados "Perros", sino a una organización criminal desmesurada al mando de la cárcel, que aprovecha las capacidades de los internos y que se fortalece a través de ellos y constituirse como la 4a. compañía, la cual no sólo operaba al interior de la cárcel, sino que era liberada por horas para delinquir y golpear a la ciudadanía de manera brutal, sin miramientos con atracos bancarios o bien el robo de automóviles de lujo.

Con grandes aciertos, la 4a. Compañía cumple con las demandas del público más general y salda favorablemente al ser un ejemplar que ofrece acción e intriga, sin omitir la denuncia obligada que los hechos aquí expuestos le confieren. Los directores optan por darle no sólo ese dinamismo al ritmo de la trama, también giran esa concepción que películas apegadas cuasi al documental (en muchas ocasiones contemplativas) y a través de la musicalización y fotografía enriquecida por elementos gráficos extraídos de la hemeroteca hacen una película mucho más asequible. También la dirección de arte y el vestuario son componentes formidables en la recreación de la época, además de la potencia que ofrece la locación —precisamente, la penitenciaría—, la cual se recorre sin titubeo y ofrece escenarios desoladores, todo en pro de un mayor apego a los hechos ahí acaecidos.

La película en general es un deleite, que podría verse un poco ensombrecida por su edición, aunado a ese abanico incontrolado de querer denunciar la mayor parte de atropellos que en el sistema penitenciario mexicano prevalecen. Lo anterior por un momento deja el indicio de premura, al no pormenorizar y llevar al espectador a una serie de escenas de distintas circunstancias sin esclarecer del todo su planteamiento, por lo que sería el aspecto más cuestionable del metraje.

La 4a. Compañía no se permite la indiferencia entre quienes la hemos visto y deja claro ese entusiasmo de sus realizadores por hacer cine entretenido, pero informativo. Una película con pulso, que tiene bien ganadas las estatuillas de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas.