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Voto de Juan Marey:
7
Cine negro. Drama. Romance Chris Hale, un jugador sin escrúpulos, llega a un pequeño pueblo en el que supuestamente vivió cuando era niño. Pronto consigue encandilar a los vecinos, y utiliza su encanto personal para seducir a Elaine Corelli, una rica heredera postrada en una silla de ruedas, tras un accidente. Aunque intenta enderezar su vida, Chris tendrá que resolver asuntos turbios del pasado. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por el británico Robert Stevenson, "Despacio, Forastero", es una representativa muestra de las excelencias del cine negro de la época. La perspicacia de la RKO sirvió para recuperar a la pareja protagonista del clásico "El Tercer Hombre" (Carol Reed), Joseph Cotten y Alida Valli, esta vez forman una pareja de un romanticismo extremo, llena de tristeza y desesperanza, pero con un amor al que se aferran los dos protagonistas para seguir vivos.

“Despacio, forastero” cuenta la historia de un hombre que miente y manipula…, pero que termina creyéndose el pasado que se ha construido y que ve una salida en el futuro que le espera (y el espectador también quiere creerlo). Cotten es un perdedor, un hombre descreído que está de vuelta de todo, de nuevo un antihéroe que no puede escapar a su destino, aunque lo intenta, y que es protagonista de un melancólico espejismo donde se convierte en un ciudadano que trata de curarse de una infancia dura, de las heridas psicológicas de la guerra y que intenta encontrar un camino. Pese a ser un caradura, un tipo deleznable, no todo está perdido para él, pues, aunque su vida es una mentira, un amor sincero y desinteresado puede salvarlo. La película juega continuamente con la ambigüedad del antihéroe, un maravilloso (como siempre) Cotten que se convierte en un ciudadano encantador y educado (todo el mundo quiere que le vaya bien), pero va mostrando su cara menos amable, las mentiras (¿o no?) que hay alrededor de su fachada y su lucha contra un destino que ya no quiere…

“Despacio, forastero” no es perfecta, pero tiene sus momentos. El guión es ágil y está repleto de frases ingeniosas, esas réplicas rápidas y agudas que eran tan típicas de los buenos filmes de aquellos años dorados y, aunque flaquea un poco en su último tercio, no cansa al espectador en ningún momento y eso es muy de agradecer en una obra así. Una de esas películas que se proyectaban en sencillas salas de barrio cualquier tarde invernal, allá por los lejanos años cincuenta, intrigas clásicas que distan mucho de ser perfectas, pese a ser atrayentes y estar llenas de suspense ligero, pero no todo van a ser obra maestras, ¿verdad? Una dosis de imperfección sienta bien de vez en cuando. Como la vida, el cine no tiene por qué ser siempre inmejorable.
Juan Marey
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