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Voto de Juan Marey:
8
Drama. Intriga. Cine negro Giovanna (Clara Calamai) es una hermosa joven malcasada con el viejo propietario de un restaurante. Su sórdida vida cambiará con la aparición de un vagabundo que se convierte en su amante y al que inducirá a matar a su marido. Adaptación de la novela de James Cain "El cartero siempre llama dos veces". (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1943, Luchino contaba 37 años, gracias al dinero de su madre, Carla Erba, que formaba parte de una de las grandes familias industriales milanesas, el aristócrata Visconti, antiguo decorador de platós, hacía incursión en el cine con la adaptación de la historia de “El cartero siempre llama dos veces” escrita por James Cain. Su interpretación de la novela del escritor norteamericano, fue libre, muy libre, (sin pagar derechos), delito por el cual sería demandado por plagio. Rodada en plena Segunda Guerra Mundial, y prohibida en Italia por el régimen de Mussolini, que llegó a destruir el negativo, si bien Visconti había podido guardar una copia, está considerada como una de las obras anticipatorias del Neorrealismo italiano, que habría de eclosionar después de la guerra con figuras tan sobresalientes como el propio Luchino Visconti, Roberto Rossellini o Vittorio de Sica.

Aunque Visconti ofrece aquí su primero largometraje, realiza una obra de una gran madurez. Tanto en los movimientos de cámara, como en la utilización de planos-secuencias, de los primerísimos planos, de la profundidad de campo, consigue aparcar todo formalismo y crear una verdadera fractura con el cine italiano contemporáneo… y también el cine europeo si apartamos a Jean Renoir, Fritz Lang y pocos más. En Renoir tenemos el punto de referencia que marca el realismo de “Obsesión”, realismo poético que no excluye un cierto distanciamiento, una expresión breve, seca, una tensión contenida en el ritmo y la imagen. Le debe sobre todo mucho a la película de Renoir “La bestia humana” por el peso de la tragedia sobre los personajes, por la elegancia de los movimientos de cámara, por la introducción de exteriores y de decorados naturales.

El remordimiento, la miseria, el adulterio, la pasión, los celos, la mezquindad, acompañarían este magistral relato de una Italia sórdida y triste y marcarán el devenir de los protagonistas. A la película le perjudican sin duda una duración excesiva (135 minutos) y una música un tanto estridente, que trata de realzar la visión "operísticamente" apasionada de la trama (Visconti era un enamorado de la ópera y los gestos subrayados de los personajes, así como los actos marcadamente pasionales), pero se beneficia de unas interpretaciones memorables y una fotografía que anticipa y realza la tragedia, obra de los operadores Aldo Tontu y Domenico Scola, figuras claves de la luz en el cine italiano. Un clásico del cine hasta hace relativamente poco tiempo muy difícil de ver, plagado de imágenes perturbadoras de gran calidad.
Juan Marey
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