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Voto de Filiûs de Fructüs:
7
Thriller. Drama Una joven madre que vive en un solitario lugar, es abandonada por sus criados en tanto que un vagabundo que merodea en el lugar se da cuenta que la mujer está sola y entra a la casa con malas intenciones, antes de que la línea telefónica sea cortada la mujer logrará comunicarse con su esposo quien acudirá a su auxilio a toda costa. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2012
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lois Weber. Me juego parte del cuello que me queda a que la mayoría de usuarios de esta página desconocían su existencia hasta hace bien poco. No hace falta decir que me encuentro entre ellos. Y es, desde ya, una verdadera lástima, una ignominia, que se haya dejado tan de lado la obra de tan ilustre trabajadora. Muchos la sitúan junto a aquél pacifista entrañable llamado Griffith en el foto finish de la época silente, tanto cuantitativa como cualitativamente.

Yo, como buen amante de lo viejuno, me he tragado unas cuantas obras del buenazo de David Wark Griffith (entre ellas, su infame obra maestra ‘El nacimiento de una nación’) y diré, con toda la humildad de la que dispongo, que la señorita Weber, con un cortometraje de 10 minutos, ha conseguido que olvide todos los engendros perpetrados por Griffith que he visto hasta el momento. Que no estoy negando sus cualidades ni su importantísima aportación al lenguaje cinematográfico. Sólo digo que, viendo ‘Suspense’, me da la inquietante sensación que la señorita Weber se la mete cuadrada, doblada y con un lacito en cada una de las secuencias que componen el cortometraje.

Y es que ‘Suspense’ es una completa lección de cine, válgame el tópico. Y lo es por el endiablado ritmo que acaba adquiriendo la historia, por un montaje que deja en paños menores a cualquier mierdecilla de la época con ganas de hacer cine (en este sentido, remarcar el excepcional uso de la pantalla partida, dotando al cortometraje de una tensión memorable) o por unos planos que derrochan maestría por los cuatro costados y que seguirían siendo modernos hoy en día (casi innumerables: el cenital cuando llega el vagabundo a la casa, el picado en la jeta del vagabundo mientras este mira directamente a cámara, el del ojo de la cerradura o cualquiera de los que vemos durante la persecución por el retrovisor –chúpate ésa Spielberg–). Y ojo, también existe un pequeño espacio para los más sentimentales…¿o he sido el único al que se le han empañado los ojos con la ternura que desprende el plano final?

Así las cosas, servidor de momento –y habiendo visto sólo este cortometraje– se queda con Weber, tanto cinematográfica, como física, como ideológicamente, antes que con Griffith. Sé que es lamentable defender un cortometraje atacando a un director, lo sé. Pero reconoceréis que Weber tenía su puntillo. Y yo también.
Filiûs de Fructüs
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