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España España · Barcelona
Voto de Langfuller:
8
Drama. Intriga. Romance Anna, una rica joven romana, su novio y Claudia, su mejor amiga, se embarcan en un crucero veraniego entre las escarpadas islas sicilianas..(FILMAFFINITY)
4 de agosto de 2007
135 de 147 usuarios han encontrado esta crítica útil
La aventura es una metáfora del deseo y de la insatisfacción de una generación del absurdo atrapada en la mediocridad y la impotencia como los personajes moravianos.

El padre desplazado, las ruinas en la isla, el museo cerrado... son todas imágenes de soledad y sobretodo de una ausencia del principio de autoridad, de una antigüedad frágil y desprovista de sentido en unas manos frívolas como la vasija antigua hallada en la isla que las manos de un indiferente deja caer. En este sentido, guarda una relación profunda con "La dolce vita" de Fellini, estrenada igualmente en 1960. (Además, ¿quién puede dejar de notar la afinidad entre el Marcello de "La dolce vita" y el Sandro de "La aventura"? Ambos insatisfechos conquistadores e incapaces de creación alguna, ya fuera como escritor, aquél, o como arquitecto, éste. Se contentarán con la mediocridad, con ejercer de "paparazzo" el uno y con aceptar el diseño por encargo el otro)

No falta el tema existencialista de la fugacidad de las cosas y de los sentimientos. La relación de Sandro y Claudia tiene su comienzo más significativo en los interiores de un tren, signo de lo pasajero. El afán de conquistar a Claudia es puesto en duda mediante el paralelismo paródico con un donjuan de provincias que trata de seducir a una chica de pocas miras. Ya después de la entrega de Claudia en un valle, el paso de un tren que despierta el recuerdo en el espectador enfrenta las promesas del ayer con la vaciedad del ahora, con el animal triste después del coito fugaz. ¿Y después? Si no estás contento, busca una aventura nueva, como le dice un cínico Sandro a su desencantada pareja.

La ausencia de autoridad y la fugacidad de las cosas. Ambos temas, que en realidad son uno solo, quedan condensados en la afirmación de Sandro en lo alto de un campanario ante unas vistas monumentales: "Quién necesita hoy cosas bellas, Claudia. ¿Cuánto duran? Todo esto se construyó para que durara siglos. Hoy, como mucho, diez, veinte años, ¿y después?..."
Langfuller
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