Emma Stone no actúa bien, pero tiene tanto nivel carismático que se te olvida y es que muchas veces es mejor tener carisma y encajar con el público que ser una actriz de renombre. Recordad como actuaba Glen Cloose, aunque ahora se queja tanto de su horrible vida cubierta por el patriarcado y tiene, la muy lista, más dinero que Donald Trump casi… Pero ésta no encajaba con el público ¿Quién se acuerda ya de Debra Winger? ¿Quién sabe dónde está? Era una actriz fenomenal pero no encajaba con el gusto de simpático de la gente y eso es lo que digo que Emma Stone posee… Sin cantar ni bailar demasiado bien hace un papel muy digno junto a un Bradley Cooper que no me llega a gustar del todo. Es cierto que durante el visionado de este buen musical que ganó el Óscar y todo eso, desee ser Cooper y quise meterme entre las entrañas de una Stone dulcísima, llena de belleza humana y que debe, no sé, ser una maravillosa y dulce mujercita… Pero Cooper no, me dice nada. Pasé toda mi vida viendo cine y me ha servido para tener tanta cultura cinematográfica que dejo a Graci con la polla ladeada en un coloquio, pero en cine clásico me ganaría. Aquí en este cine moderno gano yo y digo que Cooper no tiene ese carisma que se necesita para enganchar. Es un actor medio que tiene algo y, que sí que sabe cantar y bailar decentemente, pero no tiene carisma. Lo mejor, desde luego, aparte de la historia y la música, es el “feeling” de una pareja que atrae. Tiene encaje y es tan bonito verlos en pantalla que ahora mismo repetiría del gozo que me trasmitieron. Una película llena de amor, amor entre el personaje de Cooper y el de Stone que traspasó mi pantalla y me dejó con ganas de fundirme con ellos (bueno… con ella, él puede irse a montar su salón de jazz). (sigue en spoiler)