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Voto de RagingSergio:
10
Thriller. Drama Dos hermanos de familia burguesa se encuentran en una situación desesperada y necesitan conseguir dinero sea como sea: Andy (Philip Seymour Hoffman), un ambicioso ejecutivo adicto a la heroína, le propone a su hermano Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer, dar un golpe perfecto: atracar la joyería que sus padres tienen en Nueva York. Aunque a primera vista parece muy fácil, las ... [+]
9 de junio de 2008
96 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absolutamente conmocionado y noqueado emocionalmente. Así fue como me sentí al salir de la sala de cine tras haber visto la última película que ha logrado dejarme verdaderamente sin palabras. Sydney Lumet es como Vincent Van Gogh, un absoluto genio condenado injustamente a la indiferencia de sus coetáneos. Sólo ahora, cuando el ocaso de los días de este maravilloso contador de historias parece llegar a su fin, es cuando verdaderamente se puede entender la magnitud de su legado. Estoy convencido que en un futuro no muy lejano, el nombre de Syndey Lumet aparecerá con todo merecimiento en los libros de historia del cine como uno de sus mejores y más visionarios ejemplos.

Y ahora la película en cuestión. Podría definirse como obra maestra absoluta y punto pero son tantos los aciertos y tan pocos (o ninguno) los fallos que sería una injusticia no enumerar todas las virtudes de esta maravilla:

En primer lugar la historia es un reflejo absolutamente sobrecogedor de la impersonalización y la carencia de valores morales y familiares a favor del imperio del dinero. Algo que otras muchas películas también han podido reflejar, pero en esta ocasión Lumet nos muestra lo putrefacto de las relaciones de una manera absolutamente clásica, siempre elegante y con un estilo arrollador sin paliativos. Esta es la primera película que he visto en mucho tiempo con unos personajes tan rematadamente viles, amorales e indiferentes a las desgracias ajenas. Pone los pelos como escarpias.

Los actores y actrices se marcan un recital interpretativo apabullante. El desgarro de su alma no sólo se deduce a través de sus actos o sus discursos sino que podemos observar su dolor a través de cada uno de sus gestos y de sus miradas. Lumet los capta vagando entre las estancias de un apartamento vacío, en la habitación de un hospital, en una joyería, en una representación teatral de un colegio, en un bar de mala muerte, en un despacho inmaculado. Momentos en los que se respira la frustración, la ira, el miedo, la culpabilidad y la huída. Escenas todas para enmarcar.

El guión es impropio de una debutante en cine: sólido, sórdido, sexual, inteligente, hiriente, desolador. Un inmejorable decálogo de todas las virtudes que hay que poner encima de la mesa para conseguir una historia a la vez actual y a la vez intemporal, a la vez concreta y a la vez ecléctica. Todo ello en una película con un humor negro, negrísimo, sólo a la altura de los grandes genios del arte cinematográfico. La película más verdadera que ha dado Hollywood en años.

Lumet, enséñale al diablo tu Cum Laude en la vida. Aquí ya eres inmortal.
RagingSergio
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