Para empezar, la primera impresión que te puede causar el título es negativa. Lo normal es pensar “otra estúpida comedia juvenil americana”, pero no es así. Más allá de las motivaciones que pueden mover a los adolescentes como el sexo, el alcohol… en definitiva la juerga, la película trata de forma realista y con unos personajes con personalidades muy bien dibujadas, ese momento de la vida en el que sin apenas darnos cuenta crecemos, maduramos y tenemos la obligación de cimentar nuestra vida adulta dejando atrás a los amigos de toda la vida con los que tantas cosas hemos compartido. Nadie se tira a una tarta de manzana, nadie introduce su pene en el agujero del vestuario de las chicas, nadie entra en una casa con una moto… en cambio, yo veo situaciones que viven estos chicos, McLovin a parte , y pienso “pero si eso tambien me ha pasado a mí” con una sonrisa en la cara. ¿Quién no le ha mirado el escote a una chica y ha terminado cruzando su mirada con la de ella con el consiguiente disimulo? Greg Mottola tiene el acierto de hacer una película para aquellos que solo buscan una buena dosis de risas y para otra clase de público que además de eso (seria absurdo no buscar ese aspecto teniendo en cuenta que es una comedia) quieran explorar en los sentimientos más profundos de la adolescencia. Bajo mi punto de vista, el cine ha conseguido dar otro pequeño pasito en la busqueda de la perfección elevando el listón en esta clase de comedias con una película que trata sobre más cosas de lo que parece.