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España España · Mexico
Voto de Alfie:
9
Cine negro. Thriller. Drama Myra es una autora de teatro cuyas obras triunfan en los escenarios de Broadway, pero su feliz existencia se desmorona cuando escucha cómo su marido Lester planea matarla. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2009
65 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack Palance
Nombre: Lester Blaine
Profesión: actor en Broadway. Herido en su orgullo por brillante autora teatral.
Aspiraciones: no tiene nada salvo a él mismo. La cima del mundo le espera.
Carácter: cínico, embaucador y calculador.

Gloria Graham
Nombre: Irene Neves
Profesión: la más antigua del mundo, pero con clase. Arpía y buscona a la antigua usanza.
Aspiraciones: dinero, joyas y pieles, como no podía ser de otra manera.
Carácter: frívola, manipuladora.

Joan Crawford
Nombre: Myra Hudson
Profesión: escritora de éxito infinito a la que le espera una herencia de similar magnitud.
Aspiraciones: lo tiene todo. Solo quiere amar y ser amada.
Carácter: pasional, inteligente, brillante.

Realmente pocas películas del Hollywood dorado han reunido en su reparto a semejante terna de actores. Tú puedes contar con un Lee Marvin o con un par de Bette Davis. Pero ¿tres cómo éstos? Rostros inolvidables, actores carismáticos y personalidades únicas y singulares dan vida a este melodrama negro que filma David Miller bajo el sello de la RKO….quién si no. La fórmula es parecida a la tanta veces expuesta en la pantalla: soltera y rica heredera es camelada por un tipo apuesto e implacable en sus métodos de enamoramiento, quien a su vez es manejado por mujerzuela despampanante con el único objetivo de hacerse con la incalculable herencia. Evidentemente desde aquí exijo la redención inmediata de Palance. Ante ese tipo de mujer yo muy probablemente también sería “marioneteado”. Y además encantado de serlo.

Cinematográficamente la cinta cuenta con dos partes bien diferenciadas. Una primera donde Miller nos presenta un discurrir de los acontecimientos pausado y sustentado en sus actores. La narración resulta en momentos hasta excesivamente romántica e incluso cuesta creer a Palance en ese registro. Pero Miller, sabiendo lo que tenía entre manos, da un giro radical hasta llegar a unos últimos cuarenta minutos geniales, magníficos y repletos de recursos y detalles de calidad, que se ensamblan perfectamente con una Crawford que explota toda su grandiosidad interpretativa. Uno se agarra al sillón y no puede sino dejarse llevar por ese continuo juego de sombras, con esos ángulos de luz hipnóticos y con un par de licencias narrativas espectaculares.

Final perfecto. Crawford en una última escena de las que no se olvidan. Y peliculón, una vez más, de esos que están en el rincón más escondido del desván y que cuando la ves te sientes orgulloso y complacido de ser de los poquitos que han podido disfrutarla. ¿Esta crítica? Pues para mí es el segundo placer: que me lean, que la descubran y que la disfruten como yo.
Alfie
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