La vida del doctor en pediatría Alexandre Beck (excelente François Cluzet), transcurre de forma anodina desde el día que asesinaron a su esposa Margot (buena actuación de Marie-Josée Croze), su pensamiento siempre está al lado de ella, el recuerdo Margot nunca le abandona, su vida se reduce a su trabajo en el Centro Médico, al encuentro con algunos amigos y a la visita anual a sus suegros coincidiendo siempre con el aniversario de la muerte de su esposa, pero un cierto día recibe un email que hará que su vida cambie totalmente pasando por momentos realmente agobiantes y peligrosos. Es entonces cuando todos los seres cercanos a Alexandre parecen formar parte de un complot, que será difícil de desentrañar para el protagonista como interesante de ver para el espectador.

“No se lo digas a nadie”, es de aquellas películas que desde su inicio te deja sentado en el sofá y no te levantas hasta que por fin salen los títulos de crédito, es una sucesión de hechos tan entrelazados entre sí que si te pierdes un poco tienes que retroceder para no perderte ni uno de sus detalles.

La dirección de Guillaume Canet es muy acertada, y logra llevar a la pantalla de forma trepidante la novela de Harlan Coben, su acierto más importante es mostrarnos los barrios periféricos de la ciudad de Paris, incluyendo una persecución por la autopista circular “Péripherique”. Todos los actores realizan bien su trabajo, pero de todos ellos sobresale un magistral André Dussolier.

“No se lo digas a nadie, nos vigilan”.