Haz click aquí para copiar la URL
España España · Castellón de la Plana
Voto de mnemea:
10
Drama. Romance Ferdinand Griffon, alias 'Pierrot', huye de París con Marianne, la niñera que ha contratado su esposa. La pareja se dirige al sur de Francia, pero el viaje se torna muy peligroso cuando una banda de gángsters con los que Marianne está implicada, les va pisando los talones. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2009
27 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nota, un impulso. Nuestro encuentro, una foto. Mi decisión, una explicación meramente equivocada, las olas vienen y van, se renuevan y son todas distintas, no necesitan explicaciones, no van a seguir un ritmo adecuado porque sea necesario escribir sobre ellas. Son para verlas, escucharlas y siempre que haya ocasión, atravesarlas en contradirección.

Dos humanidades encontradas. La ración de realidad, el segmento de lo perjudicial para una grata salud mental. Compartir... las ocasiones. Sentir... el desconocimiento. Aprender... la nada.

Se llama Pierrot, no Ferdinand, si ella lo dice, hay que creerla, cualquiera haría lo que ella dijera. Y Pierrot la quiere comprender, absorber, seguir sin preguntas o atravesar con dudas. Tiene ojos, boca, oídos, pero nada le pertenece a un mismo conjunto. Un hombre solo siempre habla demasiado. Un hombre acompañado, escribe lo que va ocurriendo, tacha lo no previsto, hay que ir modificando la historia, aceptar el sí, el no, jugar con los acontecimientos, aprovechar el lento tiempo, el largo camino, el rápido descontrol.

Marianne, que ve pasar las nubes y elige con cual se quiere vestir cada día. Es todo tan sencillo que parece adentrarse en una adorable perplejidad. Porque ella es perfecta teniendo tantas incógnitas que ocultar tras esponjosas sonrisas y penetrantes miradas.

Me hablas con palabras y yo te miro con sentimientos.

Dar tijeretazos a las cumbres, morder las novedades, y vivir, sólo vivir...

Extractos de la cinemàtographie, el espléndido sentido de la orientación de una brújula que no tiene aguja ni norte que marcar.

Y momentos, uno detrás de otro, todos perpetuos, cada uno perteneciente a su propio universo y en conjunto adaptados a la infinidad de los sentidos. Hacer completa una historia que no necesita explicación.

Enamorarse de Pierrot y a los pocos minutos serle infiel con Marianne y en algún momento perder la noción de lo claro y comprendido y pensar en pactos de silencio. En lo que no se cuenta, lo que no se debe preguntar y lo que todos los días se quiere responder.

Porque quién necesita saber donde se encuentra realmente el norte, mejor saber donde estás hoy y no preocuparse cuantos segundos faltan para mañana.

Nadie debe alzar la voz nunca para volver a decirme que una escena totalmente fuera de toda comprensión humana, no viene a cuento y no aporta nada a la narración cinematográfica. Es una mentira porque cada segundo, cada frase robada o intencionada hace que una película basada en olas de aguas francesas sea perfecta, con colores primarios incluidos. Con ideas revolucionarias y sentimientos desaprobados...

Con todo esto y mucho más, con lo que se ve, lo que se percibe y lo que se recuerda... el francés es un idioma que nunca debí olvidar... lo compensaré no olvidando nunca esta película ni las tijeras que la protagonizan.
mnemea
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow