Nada más absurdo que justificar los asesinatos, Chaplin lo hace y resulta convincente; un banquero acostumbrado a contar el dinero de los demás es despedido de su trabajo debido a la crisis del 29 y debido a esta crisis tendrá que ganarse la vida de alguna manera para poder mantener a su hijo y mujer discapacitada.
Chaplin utiliza el caso con inteligencia y sabiduría para poder aclarar que dichos actos son debidos a causa de la sociedad, una vez más Chaplin culpa a la sociedad y justifica los actos crueles del hombre como consecuencia de la maldad del hombre, sin duda, un acto lleva consigo el siguiente.
Chaplin trata con gracia y humor el asesinato a sus mujeres para robarles el dinero pero sabe demostrar humanidad cuando se requiere.
Como en casi todas sus películas, Chaplin requiere siempre del personaje femenino, una musa que inspira su vida, aquí será la pobre vagabunda recién salida de la cárcel la que inspirará su humanidad.
Chaplin la escucha y le da de comer antes de querer matarla pero una chispa de humanidad hará darles esperanza a ambos personajes, sin duda un momento bello, esos momentos que tanto caracteriza su cine.
Al final de la película, en el juicio, Chaplin critica a la guerra y todo acto bélico que el hombre realiza, una vez más Chaplin utiliza con inteligencia el cine para llevar a cabo una crítica fundada en la humanidad aunque el personaje que realice tal crítica sea un asesino en serie…ahí radica la inteligencia y sarcasmo de Chaplin.
Cierto es que Chaplin logra una vez más una obra maestra aunque esta sea un poco negra y recibiese malas críticas pero el tiempo pone las cosas en su lugar y ha puesto a Chaplin como a un hombre que tanto aportó al cine consiguiendo auténticas obras maestras.