Madre mía, qué nivelón tiene esta serie. Pero claro, su responsable es Enrique Urbizu, uno de los mejores cineastas de España.
Lo primero que llama la atención es que esto no es televisión, aunque se emita por televisión (en Movistar #0, que vaya si se están poniendo las pilas haciendo ficción propia, a lo Netflix). Es CINE, así en mayúsculas, el cine que hace Urbizu. Técnicamente impecable, violento, duro, sin concesiones, poblado de personajes oscuros con almas igualmente oscuras. Es un mundo en el que no hay lugar para la bondad o la inocencia. Es el mundo de la familia Guerrero, desde ya uno de los mejores grupos de personajes que jamás hemos visto en una serie española. Porque Gigantes es una de las mejores series que jamás se hayan hecho en España. Quizás no la mejor, porque la sombra de Crematorio es muy alargada, pero estaría en todo lo alto con el thriller protagonizado por Pepe Sancho.
Gigantes es, sobre todo, cine, como hemos dicho. Tiene un aspecto visual, un tono y un ritmo que no hace recordar a la televisión para nada. Además, es adictiva, electrizante, puro entretenimiento y presenta personajes y situaciones complejas, muy por encima de lo que suelen ser las ficciones criminales de nuestro país. Quizás se echa en falta un poco más de profundidad en las relaciones personales entre los personajes, o más tramas que no estén directamente relacionadas con las actividades criminales de los Guerrero, pero es que todo lo demás es tan bueno que se le perdona. Esperen a conocer a personajes como Luz y Carmen, o por supuesto a los tres hermanos Guerrero, o al hombre a quien da vida Daniel Holguín, o al clan gitano. Lo dicho: fascinante.
Entre los actores, Coronado es un mero gancho, ya que su personaje es muy secundario, pero cuando sale da miedo, que es de lo que se trata. Daniel Grao está excepcional como el Michael Corelone de esta familia. Carlos Librado cumple muy bien con su papel de hermano más débil y, seguramente, más inteligente, al menos en lo emocional. Sofía Oria tiene un aplomo bestial para su juventud, y Yolanda Torosio hace su primer gran papel como actriz (es más conocida como bailarina y coreógrafa) con una soltura que parece que fuera su ficción número 100. Entre los secundarios, así como quien no quiere la cosa, están Elisabet Gelabert, Antonio Dechent, Xenia Tostado, Roberto Enríquez o Juana Acosta. Y por encima de todos, está Isak Férriz, que causa una impresión imborrable dentro de la aborrecible piel de Daniel. Si hay justicia, debería llevarse todos los premios de interpretación del próximo año.
Simple y llanamente, un absoluto triunfo y una serie casi perfecta.

Lo mejor: Todo, y muy especialmente que es cine puro, aunque sea para televisión. Y los actores, todos excepcionales, sobre todo Isak Férriz.
Lo peor: Le falta algo más de profundidad en las relaciones personales entre personajes.