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Voto de Sibila de Delfos:
6
Drama Diana Guzmán es una joven de 18 años que vive con su padre y su hermano menor en un barrio humilde de Brooklyn. Es malhumorada y suele meterse en líos. Así, a través de un gimnasio del barrio, se verá introducida en el sórdido mundo del boxeo. Pronto, su deseo será aprender a golpear con buena técnica. Debido a un secreto inconfesable, va a convencer al entrenador de su hermano para que la prepare. (FILMAFFINITY)
6 de noviembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Girlfight no cumple demasiado bien con sus propósitos.
Como película de boxeo, las hemos visto mejores. Como película de espíritu de superación, lo mismo. Y como retrato de las dificultades diarias de una chica latina y pobre que encima quiere entrar en un mundo eminentemente masculino... pues películas como Billy Elliott (cambiando el sexo del personaje protagonista) o Million Dollar Baby hicieron lo mismo con muchísimo más acierto y sobre todo muchísima más emotividad. Sí, las comparaciones son odiosas, pero también claman al cielo. Girlfight es una cinta más o menos entretenida, que se deja ver bastante bien a pesar de que sin duda le sobra metraje, y se puede pasar por alto la torpeza visual de la entonces debutante Karyn Kusama (¡ese plano final en zoom y en pause, que ya no se ve ni en los telefilmes!... bueno, esperad, a lo mejor en los telefilmes sí). El guión es un desfile inagotable de tópicos y lugares comunes, pero tampoco pretendía ser Hamlet ni El Quijote, así que se le perdona también.
La verdad es que lo mejor de la película, tan convencional y tópica que asusta, es la relación sentimental entre Diana y Adrian, principalmente por la naturalidad y el talento que le pone Santiago Douglas, un actor que merece mejor suerte de la que ha tenido, y una Michelle Rodriguez sorprendente. Bien es cierto que esta Diana Guzmán no es muy distinta de las otras tipas duras que ha interpretado en el cine (SWAT, Avatar, saga The fast and the furious, saga Resident Evil, Machete, BloodRayne... la lista es interminable), pero aquí cuenta con un personaje mucho más protagonista e infinitamente mejor escrito que, aunque reproduce sin pudor los clichés más clásicos de la latina dura de vida y carácter difíciles, al menos le permite quitar en muchos ratos su perpetua cara de asco y de bestia parda que en cualquier momento te va a partir la cara. Porque Diana Guzmán es una persona sensible, con buen fondo y con una trágica historia familiar detrás, y es de recibo reconocerle a Rodríguez no sólo su poderosa presencia escénica sino también la sinceridad y verdad con que retrata todas las facetas del personaje. La Diana del final de la película no es la misma que la del comienzo, y eso es únicamente mérito de la texana. Un aplauso para ella.

Lo mejor: Michelle Rodríguez, Santiago Douglas y la relación que une a sus personajes.
Lo peor: La historia la hemos visto antes mil quinientas veces y la hemos visto mejor, y le sobran fácil veinte o veinticinco minutos.
Sibila de Delfos
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