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Voto de Sibila de Delfos:
8
Drama Cuando Mark Schultz (Channing Tatum), medallista de oro olímpico, es invitado por el rico heredero John du Pont (Steve Carell) a su magnífica mansión para ayudarle a crear un campo de entrenamiento de alto nivel en el que preparar a un equipo para los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, Schultz dice que sí inmediatamente. La razón es que allí espera poder concentrarse en los entrenamientos y evitar así que su hermano Dave (Mark Ruffalo) ... [+]
30 de diciembre de 2014
64 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace nueve años Bennett Miller debutó en la realización de largometrajes con Truman Capote, una excelente visión fílmica del proceso de investigación y escritura llevado a cabo por el homónimo escrito para parir una de las obras cumbres de la literatura de todos los tiempos, "A sangre fría".
Este breve recuerdo viene al caso porque Foxcatcher, la nueva película de Miller, podría haber sido escrita perfectamente por el celebrado autor de "Desayuno con diamantes". La historia de los hermanos Schultz y su relación con el millonario John Du Pont es una tragedia griega de proporciones épicas, pero está contada con calculada frialdad, sin sentimentalismos, tomándose su tiempo para ir desgranando los pormenores de la historia sin prisa. Es una historia más de esa América negra que aparece en los periódicos con demasiada frecuencia, una América que Miller retrata con enorme lirismo y seriedad, como lo hubiera hecho Capote en la letra impresa. No se puede esconder que la cinta tiene un ritmo demasiado lento y pesado en algunos momentos y muy especialmente en el larguísimo segmento dedicado a la enfermiza relación entre Mark y du Pont, y es eso lo que impide ponerle el sobresaliente que sin duda merecería por su guión y su profundidad. Pero Foxcatcher es un regalo para los cinéfilos, una delicia para quienes añoran un cine más pausado, más medido, más pensado, un cine que les deje pensando en la película horas o días después de haberla visto. Y sobre todo es un análisis escelso de una mente perturbada, manipuladora y sumamente egocéntrica, y del daño que puede ocasionar en personas fácilmente manipulables o de débil carácter. John du Pont es un encantador de serpientes que se va revelando poco a poco como un auténtico monstruo, mientras que Mark Schultz representa a todos los que comen de la mano de una figura fuerte y carismática sin darse cuenta de la ruina que los va rodeando. Que a fin de cuentas somos casi todos de una forma u otra en algún momento de nuestras vidas.
Si hubiera que escoger un solo motivo por el que Foxcatcher va a ser recordada, sin duda serían sus tres actores protagonistas. No se debería olvidar el esfuerzo de un Channing en el mejor rol de su carrera, quizás su primera interpretación realmente madura y matizada en extremo. Resulta completamente creíble en la piel del frágil y manipulable Mark Schultz. Mark Ruffalo sigue añadiendo personajes e interpretaciones inolvidables a su espectacular curriculum, porque es uno de esos actores todoterreno que se desenvuelven igual de bien en todos los géneros y siempre aportan verdad, carisma y enorme talento a sus interpretaciones. Aquí además lidia a la perfección con un físico que no es el suyo y con un personaje que es secundario durante buena parte del metraje, y aun así resulta relevante y magnífico (atención a la escena en que Dave es entrevistado en televisión y se ve incapaz de hablar de John como su entrenador). Y qué decir de Steve Carell en una interpretación que va a cambiar su carrera sin duda. Todo en su recreación de John Eleuthère du Pont roza la categoría de maestro: la voz tan aguda, la expresión corporal, la medida inexpresividad de algunos de sus gestos, sus estallidos de ira, el aura que desprende desde el principio y que indica al espectador que algo no está bien en la cabeza de ese hombre. Todo ello es creación de Carell y es un golpe encima de la mesa de un actor soberbio que durante demasiados años ha pasado inadvertido como un simple actor de comedia. No lo es. Es simple y llanamente un superdotado de la interpretación con capacidad de tocar todos los palos, como Ruffalo (ver, entre otros muchos momentos, cuando le da cocaína a Mark en el helicóptero y lo obliga a repetir una y otra vez lo que quiere que diga en su discurso).
En definitiva, una obra magna, enorme, excelsa a ratos y tristemente lastrada por un ritmo demasiado letárgico en su segundo acto.

Lo mejor: Steve Carell y Mark Ruffalo, monumentales, la madurez e inteligencia de diálogos y situaciones y el retrato que realiza de la mente manipuladora, narcisista y monstruosa de John du Pont..
Lo peor: A ratos es demasiado lenta y alarga demasiado el segmento de la profundización en la relación entre Mark y du Pont.
Sibila de Delfos
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