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Voto de Marshall Player:
8
Drama Retrato del legendario músico Bob Dylan. Seis intérpretes encarnan diferentes momentos de la vida personal y profesional del cantante norteamericano que revolucionó la música popular en los años 60 y 70. Desde entonces, su influencia sobre músicos, escritores, poetas y sobre la cultura en general ha sido permanente. El filme consta de varias historias cuyos protagonistas son de lo más heterogéneo: Woody (Marcus Carl Franklin) es un niño ... [+]
22 de febrero de 2010
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras dos años y medio de espera (el film fue estrenado en los Estados Unidos en noviembre de 2007) y después numerosos problemas con distribuidoras, este viernes 19 de febrero llegará a los cines españoles, por fin, I’m Not There, el aclamado “biopic” (resaltemos el entrecomillado) sobre Bob Dylan dirigo por Todd Haynes (Velvet Goldmine, Far From Heaven).

Antes de nada, y como aviso a navegantes, no podemos dejar de decir que I’m Not There no es una biomovie al uso. No es una película que, centrándose en un único personaje principal, relate o nos muestre, de manera más o menos cronológica, parte o la totalidad de la vida y obra del protagonista en cuestión. Olvidad un metraje al estilo de Walk the Line (James Mangold, 2005) o Amadeus (Miloš Forman, 1984), por poner dos joyas como ejemplo. Tampoco penséis en Last Days (Gus Van Sant, 2005). La cosa no va por ahí. I’m Not There es un proyecto mucho más experimental y complejo de lo que, aparentemente, pueda parecer desde fuera. Aquí no hay un único protagonista recreando lo mejor posible al maestro de Minessota, imitando sus gestos, forma de hablar y vivencias. En I’m Not There son seis personajes distintos interpretando seis facetas diferentes (algunas incluso bastante desconocidas) de Robert Allen Zimmerman.

El jovencísimo Marcus Carl Franklin interpreta a un particular Woody Guthrie, el famoso cantautor folk de los años 30-40, quien fue una grandísima fuente de inspiración (casi obsesiva) y, en gran medida, precursor de todos los pasos posteriores de Dylan. En el film, Guthrie nos presenta los primeros años de Dylan: las mentiras y fantasias que tuvo que ingeniarse sobre la marcha para poder llegar a Nueva York, a finales de los 50, y empezar lo que sería su apabullante carrera musical.

Christian Bale personifica dos etapas distintas de Dylan: su principio acústico (la fama inicial que obtuvo con discos como ‘Freewheelin’ Bob Dylan’ o ‘The Times They Are a-Changing’) y su crisis religiosa (el periodo de ‘Slow Train Coming’ y ‘Saved’). Como sabemos, Dylan ‘pasó’ del judaimo al cristianismo a finales de los setenta. En el film se nos muestra algo parecido.

Richard Gere es ‘Billy the Kid’, en referencia al papel que Dylan tuvo en el film de SamDylan2 Peckinpah ‘Pat Garret and Billy the Kid‘, película para la cual compuso uno de sus más famosos temas: “Knockin’ On Heaven’s Door”. El forajido, el bandido y, a su vez, el incompredido vagamundo.

Ben Whishaw recrea la controversia de Dylan como poeta y agitador, bajo el nombre de Rimbaud (en alusión al poeta homónimo). Aunque sus apariciones son casi anecdóticas, y siempre detrás de una mesa de entrevistas, da gusto oír algunas de las grandes frases de Dylan como contestación a supuestas preguntas que la vox populi le va lanzando. Por poner un ejemplo, “I accept chaos. I don’t know whether it accepts me.”
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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