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Colombia Colombia · Bogotá
Voto de PierPuccini:
10
Drama Billy Hayes (Brad Davis), un joven estadounidense, fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a subir a un avión con varios paquetes de hachís. Acusado de uno de los delitos considerados más graves en Turquía, Billy es condenado a cuatro años de cárcel. En prisión sufrirá las atrocidades propias de un sistema penitenciario brutal e inhumano. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2006
116 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estambul, Turquía, 1970. William Hayes es un ciudadano estadounidense declarado culpable por tráfico y posesión de hachís, y sentenciado a una corroída prisión en la que sus problemas aumentaran desmesuradamente, llevándolo a sufrir enormes trastornos físicos y psíquicos de los que no podrá escapar, a menos que aborde el expreso de medianoche.

Amargo drama penitenciario narrado con gran maestría por el Británico Alan Parker, con un muy logrado guión por el que Oliver Stone recibió el Oscar, basado en las experiencias del verdadero Billy Hayes, un antiguo recluso norteamericano que paso varios años en una infernal prisión turca.

Desde el primer cuadro, la cinta despliega de manera verídica la sensación de crudeza, derrota y desasosiego que cualquier ser humano en su sano juicio experimentaría al encontrarse en semejante embrollo, gracias también a la excelente, valiente y desgarradora actuación de Brad Davis, el film adquiere el poderío suficiente para funcionar como documento de denuncia de situaciones similares, es mas, fue tanto su impacto que luego de su estreno serviría para ablandarle el corazón al gobierno turco y lograr así el inicio de un acuerdo formal con los Estados Unidos con el fin de llegar a un intercambio de prisioneros.

El film destila una atmósfera apesadumbrada y desagradable que se equipara a sus memorables personajes, entre ellos están el drogadicto encarnado con la habitual clase y naturalidad histriónica de John Hurt; o el obeso y odioso director de la penitenciaria, un más que correcto Paul Smith.

A las geniales interpretaciones de todo el reparto (Davis, Hurt, Bonacelli, Smith, Randy Quaid, Irene Miracle, entre otros) y al monumental trabajo narrativo de Alan Parker y Oliver Stone, se le suma la gran partitura del disco-king Giorgio Moroder, en una perfecta sincronía con cada fotograma, triste y devastadora, en especial en la escena final de la cinta, en la que logra alcanzar un nuevo significado de la palabra euforia.

Pierluigi Puccini
PierPuccini
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