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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
5
Drama Kresten vive en Copenhague, integrado en los círculos yuppies de la ciudad, con un brillante futuro, hasta que en su noche de bodas suena el teléfono. Una llamada lejana le informa de la muerte de su padre. Kresten se ve obligado a explicar la situación, ya que todo el mundo creía, incluida su esposa que no tenía ningún pariente cercano. Kresten regresa a la arruinada granja de su padre donde vive su hermano mayor, un hombre de aspecto ... [+]
6 de enero de 2010
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que desde los 90, que fue cuando vivió un resurgimiento a nivel internacional, el cine autoral danés está sometido a la tiranía de una tendencia que, en mi caso particular, empieza a ser más estomagante que ver a Keira Knightley en enaguas. No importa cuál sea el punto de partida (la obsesión por el suicidio, encarar la tetraplejia o, cómo es este caso, resolver un pasado desagradable), al final más del 80% de esas peliculitas acaba mutándose inexorablemente en un drama/comedia romántico/a compuesto de vocerío histérico, tremendismos y lágrimas de cocodrilo. Todo queda reducido a saber si esos dos ejemplares de humanos daneses se aparearán y/o se emparejarán o no. It's all about love, vaya. Si hay suerte, no será más que un agradable producto de usar y tirar, y si no (Scherfiges, Bieres, etc...), un culebrón diarreico con carcasa dogma. ¿Es esa la imagen colectiva que desea proyectar esa camada de directorzuelos?

Fijaros si no en el caso de Mifune. Al final termina descuidando al bueno de Rut, a la granja, al cambio de estilo de vida y resuelve la situación de la pareja recién casada de la manera más forzada y artificial posible. Nada ha de estorbar e importar más que el ver si la ex prostituta y el ex ejecutivo acaban cogiéndose de la manita antes del Fin. Tanto es así que ni siquiera se cuida algo básico en una película de carácter íntimo y personal: la profundización en los personajes. A ese respecto lo único que se aporta es una vaguedad: todos los urbanitas quedan purificados al tomar contacto con el campo. Y ya está. Ni rastro de su carácter pasado. Bueno, a excepción del tramo final, dónde aparece un festival de giros impostados y situaciones forzadas conformadas de paletos perversos, amigas vengadoras y bruscos cambios de humores.
¿Por qué esos directorzuelos no hacen todos juntos un único y gran súper-culebrón definitivo y dejan ya de hacernos perder el tiempo en balde? Valiente panda de latosos.

Pero por suerte no todo es tan cargante, y al final hay cosas que salvan a Mifune, la película, de ser un subproducto deleznable. Su buen corazón (lejos del obligatorio fatalismo de Von Trier), los golpes de humor y la portentosa actuación de Jesper Asshole consiguen que al final no desees idear un plan para asesinar a Kragh-Jacobsen y te conformes con una reseña algo cabrona. Podría haber sido peor, podría haber sido Wilbur se quiere para siempre después de la boda.
Jean Ra
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