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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
5
Drama El drama de una estrella de cine que cuida de su hija, que se encuentra en estado vegetativo, sirve para abordar el caso de Eluana Englaro, una italiana que pasó 17 años en coma antes de que por decisión de su padre se desconectara la máquina que la mantenía con vida. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé exactamente porqué, pero cuando veo las películas de este señor (lo mío es la obstinación) tengo la sensación que se siente muy satisfecho con ellas y está muy encantado de haberse conocido. Quizás el motivo se encuentra en su inevitable solemnidad, en lo artificiosas que suenan las frases de sus personajes, tan tremendamente prosaicas y literarias, que le hacen parecer un pedante redomado. O que, al igual que Godard, le gusta abordar los temas de una forma poética e indirecta escogiendo un tema concreto y luego deconstruirlo en otras ideas alusorias que él supone que amplían su sentido pero que luego no tienen demasiada chispa o fuerza, con lo que parece un solipsista excesivamente ensimismado.

Desde luego cualidades para sentirse contento no le faltan. He visto buena parte de su filmografía y puedo afirmar que demuestra destreza en el manejo de la cámara, que sabe como enriquecer los encuadres con la utilización de la luz y el color y que en sus guiones se trasluce una persona concienciada y con inquietudes, quizá demasiadas. No sería malo que se le ocurrieran menos pero más sustanciosas y que le hicieran un director menos irregular.

Pero concretemos en el caso de esta película. Siempre se atreve con temas gruesos como ahora el fascismo, aquí aborda la eutanasia y en vez hacerlo escribiendo un escenario convencional acerca de un entorno familiar que enfrenta ese conflicto, Bellocchio despliega el abanico y nos cuenta, dibujando formas geométricas, otras diferentes con las que desea darle más alcance al trasfondo de un somero melodrama familiar. Una historia se opone conceptualmente a la eutanasia, pues trata de una muchacha que quiere suicidarse pero un médico que la atiende se esfuerza en salvarla. También vemos otra historia dónde otra familia se enfrenta al mismo problema y que, más allá de denunciar a grosso modo la mala influencia de la religión en el asunto, no sé muy bien que intenta decir. Luego existe una tercera subtrama dónde un político, interpretado por Toni Servillo, que por criterio propio debe ir a contracorriente de su partido respecto a una proposición de ley que persigue prohibir la muerte asistida. Esa subtrama le sirve para representar la conciencia política o abstracta y establecer una metáfora acerca que la bella durmiente quizá sea Italia, adormecida y moribunda después de tantos años de sapatrismo de il cavaliere.

En su presupuesto, si se conjunta estas interesantes ocurrencias con las aptitudes técnicas dle director, promete una película potente. El problema es que ese realismo lírico al que recurre Bellocchio no da en el clavo. Resulta raro cuando no directamente ridículo ver a tanto chavalín berreando y tomándose muy a pecho asuntos que le son ajenos. Personajes como el de la Huppert parecen sacados de un manual de deficiencias mentales. El médico parece un meapilas calenturiento más que un profesional comprometido. Pero, en verdad, todos los personajes, en un momento u otro, sueltan ese tipo de gilipolleces que hacen que alguien que quiere sonar muy sensible quede como un zopenco mostrenco. Y sus escenas íntimas (conversaciones entre padre e hija, charlitas íntimas de almohada) así como las absurdas historias de amor que te planta a bocajarro, sin cimentar apenas, resultan melifluas y, si haces el total de todo lo anterior, te das cuenta que esta película acerca del sentido del deber y la responsabilidad (política, profesional, fraternal, filial, etc...) se queda en un mero artificio con vocación de gustar muy poco y de utilidad todavía más escasa. ¿Ha consolidado esta película alguna idea poderosa acerca de la eutanasia o una observación crítica de su sociedad? Yo lo dudo. Dudo horrores que alguien que deba escribir un trabajo sobre ese tema incluya esta obra en su documentación.

Bellocchio vendría a ser algo así como un superviviente de la mejor etapa del cine italiano, que fueron los sesenta, en la cual coincidieron Fellini, Pasolini y Bertolucci entre muchos, muchos otros. También es un dinosaurio de ese cine culturoso y reivindicativo tan de moda en aquella época. Pero, si dictara un seminario, éste no debería titularse "ruede una gran película" si no "como engatusar y vaciar la caja de los productores" porque vaya buena tanda de ladrillos que nos lleva disparados este buen señor. Además de un pozo de sabiduría también lo es de capitales ajenos. Quizá yo sólo salvaría "Buenos días, Noche". Las otras, igual que leer la Biblia en latín.
Jean Ra
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