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Voto de harryhausenn:
5
6,5
23.175
Drama. Comedia
A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth se convierte en el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs. Pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y algunos de los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy ... [+]
16 de octubre de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como película es correcta. El ritmo es ligero, la comedia funciona sin provocar carcajadas, hay una cierta tensión cuando tememos que se descubra la trampa del protagonista y el estilo de la cinta es inconfundible. Efectivamente, Spike Lee está detrás de la cámara y se le echaba de menos: conversaciones sobre la cultura negra hombro a hombro, carteles de películas del blaxplotation que aparecen en pantalla, música y política de los 70 y sobre todo la última escena del protagonista: esa puerta que se abre, ese recorrido por el pasillo flotando, el dolly shot, forma de travelling ya inconfundible del cineasta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Incluso cuenta con un momento brillante, el paralelismo entre una reunión del KKK viendo El nacimiento de una nación al mismo tiempo en el que un comité de estudiantes negros organiza una charla de un testigo de un linchamiento a un niño negro a principios de siglo. Lee pone en evidencia que mientras que D.W. Griffith ponía la primera de Hollywood ya existía un abismo enorme entre la industria del cine y la realidad. Al mismo tiempo que en el clásico que alaba el KKK se veían actores blancos con blackface, retratando a los negros como bestias salvajes; en las calles la turba exhibía los cadáveres de jóvenes negros a los que habían matado a golpes tras haber comitido un crimen, siendo en ocasiones inocentes.
Esta crítica a la industria siempre ha estado presente en la carrera de Spike Lee y el director vuelve a meter el dedo en la llaga en una época en la que la comunidad negra lucha por un Hollywood más diverso racialmente dentro y fuera de la pantalla. Pero no es el único dardo el cineasta, que guarda un poderoso as en la manga para dar un potente golpe final.
Cuando la pareja protagonista ve una cruz ardiendo en las inmediaciones de su casa, de repente, dejamos la ficción y el pasado para encontrarnos en la realidad del presente: Lee termina su película con imágenes de archivo de la manifestación supremacista blanca de Charlottesville de 2017, donde un terrorista neonazi atropelló a un grupo de contramanifestantes matando a Heather Hayer, a quien va dedicada la película. Más impactante aún es volver a ver las declaraciones de Trump en la que equipara a los supremacistas blancos con quienes se opusieron al odio, y el dolor llega cuando vemos a David Duke, dirigente del KKK cuyo personaje hemos visto representado en la película, agredecer al presidente "su valentía por haber dicho la verdad".
Cuando la bandera de EE.UU aparece boca abajo en pantalla, de repente se vuelve negra. América está de luto y nosotros salimos de la sala con un dolor y una rabia indescriptible. Spike Lee parece querernos decir que podemos tomárnoslo a risa pero no se puede olvidar el gran problema. Y es aquí donde no se encuentra la lógica: dada la fuerza que cobran los últimos diez minutos, el resto de la película parece desechable, relleno, paja. Inútil pararse a analizar la construcción de la cinta tras tal traca final. Y peor aún es el riesgo de caer en la parodia. Cierto, cualquier tema, por sensible que sea puede tratarse desde el humor o desde la ironía para sacudir conciencias ante el esperpento si hiciera falta. Sin embargo, cuando el propio director nos prueba que el racismo sigue siendo un problema institucional y social la representación de éste como cuatro paletos borrachos y tontos no ayuda a complementarse con la denuncia que se busca. Sobresaliente como arma política, pero dudosa ejecución.
hommecinema.blogspot.fr
Esta crítica a la industria siempre ha estado presente en la carrera de Spike Lee y el director vuelve a meter el dedo en la llaga en una época en la que la comunidad negra lucha por un Hollywood más diverso racialmente dentro y fuera de la pantalla. Pero no es el único dardo el cineasta, que guarda un poderoso as en la manga para dar un potente golpe final.
Cuando la pareja protagonista ve una cruz ardiendo en las inmediaciones de su casa, de repente, dejamos la ficción y el pasado para encontrarnos en la realidad del presente: Lee termina su película con imágenes de archivo de la manifestación supremacista blanca de Charlottesville de 2017, donde un terrorista neonazi atropelló a un grupo de contramanifestantes matando a Heather Hayer, a quien va dedicada la película. Más impactante aún es volver a ver las declaraciones de Trump en la que equipara a los supremacistas blancos con quienes se opusieron al odio, y el dolor llega cuando vemos a David Duke, dirigente del KKK cuyo personaje hemos visto representado en la película, agredecer al presidente "su valentía por haber dicho la verdad".
Cuando la bandera de EE.UU aparece boca abajo en pantalla, de repente se vuelve negra. América está de luto y nosotros salimos de la sala con un dolor y una rabia indescriptible. Spike Lee parece querernos decir que podemos tomárnoslo a risa pero no se puede olvidar el gran problema. Y es aquí donde no se encuentra la lógica: dada la fuerza que cobran los últimos diez minutos, el resto de la película parece desechable, relleno, paja. Inútil pararse a analizar la construcción de la cinta tras tal traca final. Y peor aún es el riesgo de caer en la parodia. Cierto, cualquier tema, por sensible que sea puede tratarse desde el humor o desde la ironía para sacudir conciencias ante el esperpento si hiciera falta. Sin embargo, cuando el propio director nos prueba que el racismo sigue siendo un problema institucional y social la representación de éste como cuatro paletos borrachos y tontos no ayuda a complementarse con la denuncia que se busca. Sobresaliente como arma política, pero dudosa ejecución.
hommecinema.blogspot.fr