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Voto de harryhausenn:
8
7,0
3.458
Drama
Basada en una historia real que explica el origen del narcotráfico en Colombia, la película se sitúa en los años 70 cuando la juventud norteamericana abraza la cultura hippie y con ella a la marihuana. Esto provoca que los agricultores de la zona se conviertan en “empresarios” a un ritmo veloz. En el desierto de Guajira, una familia indígena Wayuu se ve obligada a asumir un papel de liderazgo en esta nueva empresa. La riqueza y el poder ... [+]
12 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pájaros de verano es una canción popular de romancero, una leyenda local cantada por los juglares más ancianos que será transmitida generación tras generación. Esos pájaros son dos dinastías de jefes locales que fueron erradicadas por su propia mezquindad, un imperio que será olvidado por su fugaz paso por la historia de La Guajira, igual que las bandadas migratorias de aves que dominan el cielo para no volver a cruzar esa zona nunca más. Como dijo el paisano del dúo de directores "las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra" Las dos familias que se enfrentan en esta obra maestra del matrimonio Gallego-Guerra no son una excepción.
Los Wayuus, pueblo guajiro entre Colombia y Venezuela, siguen a rajatabla tradiciones ancestrales y se resisten a cualquier integración de los criollos descendientes de los invasores españoles. La película comienza en los años 70, con el problema que supone casar a la única hija de una gran familia con alguien de fuera de la tribu: Rapayet, un urbanita que habla castellano. Paralelamente, hippies norteamericanos se establecen en la zona. Al haber fuerte demanda de drogas, los agricultores comienzan a cultivar marihuana y cocaína. Asistimos así a la primera piedra del imperio narco. Estos dos mundos serán conectados por la figura de Rapayet, que supondrá el portador de la maldición del pueblo wayuu.
La película comienza con un ritual en el que la joven inicia su madurez. Una danza hipnótica, cámara en movimiento, una mezcla de colores y luces que hacen que la mujer ronde en círculos desplegando su mantón, como un ave desplegara sus alas volando bajo. Es una manera espectacular de introducirnos en una tribu desconocida, combinando elementos visuales y sonoros del folklore que recuerdan a Paradjanov. Un cine que mezcla costumbrismo con mitología, realidad con leyendas, los dilemas del presente con el peso del pasado.
Pero lo realmente sorprendente de Pájaros de verano es ver cómo la película cambia de registro y de técnica a medida que la trama avanza. Es decir, según el capitalismo del cártel se instaura en la región mediante Rapayet y que las familias comienzan a vivir del cultivo de droga y de la venta a los americanos, los directores adaptan un estilo más estadounidense, más hollywoodiense. Pasamos del retrato de una tribu a la tensión de los enfrentamientos. Pasamos de la antropología al entretenimiento. De la mirada documentarista al western. De Paradjanov a John Ford. De maestro del cine a maestro del cine atravesando la historia del cinematógrafo y medio mundo.
Los Wayuus, pueblo guajiro entre Colombia y Venezuela, siguen a rajatabla tradiciones ancestrales y se resisten a cualquier integración de los criollos descendientes de los invasores españoles. La película comienza en los años 70, con el problema que supone casar a la única hija de una gran familia con alguien de fuera de la tribu: Rapayet, un urbanita que habla castellano. Paralelamente, hippies norteamericanos se establecen en la zona. Al haber fuerte demanda de drogas, los agricultores comienzan a cultivar marihuana y cocaína. Asistimos así a la primera piedra del imperio narco. Estos dos mundos serán conectados por la figura de Rapayet, que supondrá el portador de la maldición del pueblo wayuu.
La película comienza con un ritual en el que la joven inicia su madurez. Una danza hipnótica, cámara en movimiento, una mezcla de colores y luces que hacen que la mujer ronde en círculos desplegando su mantón, como un ave desplegara sus alas volando bajo. Es una manera espectacular de introducirnos en una tribu desconocida, combinando elementos visuales y sonoros del folklore que recuerdan a Paradjanov. Un cine que mezcla costumbrismo con mitología, realidad con leyendas, los dilemas del presente con el peso del pasado.
Pero lo realmente sorprendente de Pájaros de verano es ver cómo la película cambia de registro y de técnica a medida que la trama avanza. Es decir, según el capitalismo del cártel se instaura en la región mediante Rapayet y que las familias comienzan a vivir del cultivo de droga y de la venta a los americanos, los directores adaptan un estilo más estadounidense, más hollywoodiense. Pasamos del retrato de una tribu a la tensión de los enfrentamientos. Pasamos de la antropología al entretenimiento. De la mirada documentarista al western. De Paradjanov a John Ford. De maestro del cine a maestro del cine atravesando la historia del cinematógrafo y medio mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es pasmoso ver cómo el dúo de cineastas no sólo son capaces de referenciar a dos artistas tan antagónicos en su obra. Sino, que además, el paso de un estilo a otro se hace de manera casi imperceptible. Cuando el gran plano abierto de una mansión kitsch bombardeada en un desierto aparece en el capítulo final, pensamos inmediantamente en Centauros del desierto y el resto de películas de Ford rodadas en cinemascope. Y ahí comprendemos que los directores se han desplazado hacia una puesta en escena más espectacular igual que sus personajes han adoptado un estilo de vida más ostentatorio. Que aquellos tambores tribales que resonaban entre un episodio y otro eran las profecías que anticipaban la caída de los dos clanes.
Fascinante, hipnótica, bella, trepidante.
hommecinema.blogspot.com
Fascinante, hipnótica, bella, trepidante.
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