Cuando leo en pantalla "WWE Films", todo un catálogo de luchadores mejorados genéticamente con anabolizantes cruza mi mente a gran velocidad... John Cena, El Animal Batista, el Rey Misterio, El Enterrador, El Gran Khalí, Finlay "El pistolero irlandés", ese que te arrea con el "makelele" para que te entre el "telele", Bobby Lashley AKA El superman morenito, The Rock, Triple H... Y no, amigos de los deportes de Cuatro, no. No es ninguno de éstos. Es Steve Austin, el mismísimo STONE COLD, el que asume el protagonismo de esta cinta. Como diría Héctor del Mar... EL ESPECTÁCULO, GARANTIZADO.

Lo primero que llama la atención de esta película es que NO ES CUTRE. La idea es original: una decena de presos de diferentes cárceles tercermundistas del planeta obligados a luchar a muerte en una isla de Nueva Guinea. La idea es retransmitir el evento por Internet y superar los 40 millones de share, algo sólo al alcance, al parecer, de la Superbowl, como ya se encargan de recordarnos varias veces durante la trama.

The Condemned presenta así un elenco de asesinos y criminales (todos muy estereotipados y algunos visiblemente prescindibles) surgidos del entorno carcelario para tener al espectador entretenido a base de sostrazos y acción constante. Lógicamente, la película tiene el atractivo/lacra de tener a un protagonista demasiado brutal (Su conversación estelar en el Spoiler). Y es que Steve Austin, ese tipo que se hizo famoso en su barrio por hacer buñuelos con los cuellos de sus enemigos (mira que los giraba), es demasiado poderoso para sus rivales, como deja bien claro el hecho de que lleva la misma camiseta durante todo el metraje, fenómeno que encuentra su razón de ser en que una vez puesta, o se la arrancan a tiras, o no sale. Menudo animal.

Hago mención especial a Vinnie Jones como antagonista de la cinta, actor que me cae simpático por sus colaboraciones con Guy Ritchie y porque suele doblarlo Alfonso Vallés, un viejo conocido para todos aquellos que adoramos la saga Metal Gear Solid. Me gustó mucho su mirada de perro rabioso y sus trucos sucios.

Finalmente, la película es física y espiritualmente violenta, (el decir "esencialmente" es quedarse corto). De hecho, juega mucho con la idea de las snuffs movies, aunque tengo que decir que las escenas que rezuman mayor salvajismo están mitigadas de formas más o menos sutiles. No obstante, llega a tener momentos cargados de moralina, muy encaminados a la crítica de la violencia en los medios de comunicación y a la reflexión por parte del espectador sobre este tema.

Lo mejor- La llegada de los presos a la isla, al ritmo del temazo de Ram Jam, "Black Betty". Steve Austin se defiende sorprendentemente bien en su papel de "cowboy" taciturno y malencarado.
Lo peor- Son pocos los presos que "desbordan" personalidad en la cinta. Y menos aún los que resultan de cierta trascendencia. Casi parece que hayan puesto unos cuantos peleles para que Stone Cold les haga su temible "Stunner" a placer.