En cada película de acción, generalmente se abusa del sentido de la exageración, en cierto sentido normal, en la que los guionistas hacen sobrevivir al protagonista de turno para que parezca la escena como más espectacular mejor. Utilizado con cabeza, está bien, aunque debe haber un margen, un límite que separe la espectacularidad con la incredulidad y la ridiculez, dado que en la Jungla de cristal 5, se exagera todo a límites absurdos, que no son tolerables por todo buen filme de acción que se precie. Lo que a uno le viene a la cabeza, en este mediocre filme, es que el protagonista estaría cien mil veces muerto. Ya de entrada en la escena de la autopista y acabando en Chernobil. Sin comentarios.

Pero dicho esto, la película no se sostiene por ningún lado, los diálogos entre los protagonistas y los malos, o son estúpidos, o no tienen demasiado sentido. A veces, se abusa del diálogo infantiloide, que menciono en otros blufs de semejante calaña, que uno se para a pensar, si es que se ríen de nosotros o es que de verdad son retrasados. Lo fuerte de todo ello, es que les pagan para escribir semejante mierda.

En este caso, además de ser un bódrio en mayúsculas, sin sentido, absurdo, que debería ser incomprensible a la mirada crítica de todo usuario serio, se junta el mal gusto, paseándose por la que representa la central nuclear dónde se vivió tanto dolor, muerte, y desesperación, además con esa gracia estúpida que da para casi denunciar al director, por semejante aberración.