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Voto de Chris Jiménez:
8
Drama Una psiquiatra que no soporta la ausencia temporal de su marido se vuelca en el difícil caso de una de sus pacientes. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces el vacío se convierte en el espejo del rostro. Si eso sucede seguramente ya no exista salvación posible, y lo único que se puede esperar es la venida de las tinieblas, que lleguen y lo cubran todo con su negro manto: los recuerdos, la existencia presente y el impreciso futuro.
¿Qué queda después?

"Pasión" significó en muchos sentidos el signo precursor de un fin de trayecto, de una preparación elegíaca del adiós en el cine de Ingmar Bergman, pues una época se acababa y otra empezaba, quizás menos fructífera y brillante, pero sin duda muy interesante para aquellos que conocían y disfrutaban del talento del veterano realizador sueco. Pero es precisamente en los '70 donde este talento, incombustible durante casi tres décadas, empieza a dar muestras de agotamiento; como Rossellini, pero sin la menor ambición ni ilusión pedagógica, Bergman rueda y rodará cada vez más para televisión...
No obstante, ahí donde la obra cinematográfica documentaba su vida interior y vicisitudes existenciales, la obra televisiva toma el relevo documentando su propio cine, que ha terminado, si no sustituyendo su vida, al menos ofreciendo una alternativa autónoma; cada trabajo remite a otro anterior y el arte del director parece estancarse, a lo que contribuye su pésima situación por la acusación de evadir impuestos. Desde este punto de vista, todo lo que logra en la década se basa en tres títulos clave: "Gritos y Susurros", "Sonata de Otoño" y "Secretos de un Matrimonio". Entre medias, una producción a cargo de Dino de Laurentiis concebida en un principio para televisión que le reúne de nuevo con Liv Ullmann y Erland Josephson.

Si "El Rito" radicalizaba el tema del proceso contra el arte inaugurado por "El Rostro", "Cara a Cara" decide profundizar, una vez más, en el tema del doble, la psique y la locura desarrollado en "Persona", aunque desde un enfoque distinto. La logística del film divide cómodamente su estructura en dos actos bien diferenciados, presentándonos a Jenny Isaksson, una psiquiatra que decide instalarse con sus abuelos y atender temporalmente en un hospital mientras su esposo y su hija están de viaje en EE.UU.. Planos largos sostenidos contribuyen a la modelación de la implacable atmósfera erigida alrededor de la protagonista.
Una primera parte de ambiente espeso, agobiante, seco y agrio, de aire viciado, de tensión constante, en el que Jenny va enfrentando su máscara de frialdad e indiferencia a una extraña relación iniciada de forma involuntaria con Tomas (un doctor divorciado que parece desearla), a los cuidados de una paciente llamada Mari (quien aparentemente finge su estado desquiciado) y al retorno a un hogar devorado por la melancolía y la inminente presencia de la vejez y la muerte (encarnada en sus abuelos) al tiempo que los espectros de un pasado familiar imperdonable comienzan a acecharla desde las esquinas, vigilantes y tranquilos.

Frivolidad, hipocresía, infidelidad, depravación y hastío que van estrechando el cerco alrededor de Jenny y del espectador; dos sucesos marcan la transición hacia el segundo y más conmovedor acto: un repugnante acto de violación que desafía la indiferencia de la mujer (y la lleva a una significativa inversión de los roles con su paciente) y un cobarde intento de suicidio cuyo resultado no es el esperado. Bergman ha comprimido durante una hora todos los sentimientos y pensamientos escondidos o rechazados para hacerlos brotar desde una grieta en la pared.
La realidad entonces se quiebra, se retuerce, y nos vemos arrastrados a un mundo paralelo de sombras y fantasmas (que no es sino el inconsciente de la protagonista); la irrupción de lo espantoso en la psique, el deslizamiento hacia los pliegues más sombríos y pegajosos de la mente y el recuerdo, un viaje de interpenetración al inframundo de la consciencia. Se trata de un universo del cual Jenny saldrá y entrará con el objetivo de iniciar una importante confrontación: con su pasado y consigo misma.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Volviendo a encarnar al paradigma de criatura atormentada e inquietante, Liv Ullmann nos ofrece la que podría ser su actuación más poderosa y visceral, no sólo de su colaboración conjunta con Bergman, sino de su carrera en general, acompañada nuevamente del hierático y más comedido Erland Josephson y de un envejecido Gunnar Björnstrand relegado a un papel secundario y silente (como ocurrirá en "Sonata de Otoño"); el que fuera la estrella en los primeros films del sueco, Birger Malmsten, tiene la ocasión de una repugnante aparición.
Apoyada por el gran trabajo de fotografía de Sven Nykvist, "Cara a Cara", nominada a dos Oscar y estrenada en dos versiones, una para cines y otra más extensa para la televisión (medio para el que originalmente fue filmada), puede repetir los mismos patrones, obsesiones, miedos y reflexiones que muchos anteriores títulos...pero su tratamiento en esta ocasión resulta ser de una ferocidad inusitada y desgarradora, como si lo mostrado careciese de antecedentes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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