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España España · Cinebulosa
Voto de Sergio Roma:
5
Drama Bennie Tetrocini regresa a Buenos Aires para buscar a su hermano mayor desaparecido hace diez años. Tanto él como su familia, emigrantes italianos en Argentina, se habían mudado a Nueva York debido a la exitosa carrera del padre, un renombrado director de orquesta. Cuando, por fin, Bennie lo encuentra se lleva una gran decepción: el brillante poeta 'Tetro' ya no es el hermano maravilloso, el ídolo de su infancia, se ha convertido en un ... [+]
24 de junio de 2009
57 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que caracteriza (temáticamente hablando) la ya amplia y excelente filmografía de Francis Ford Coppola es su extremado interés, casi obsesión por los temas de familia. Desde su debut con “Dementia 13” donde por primera vez aparece la relación entre hermanos en un escenario hitchcockiano, las referencias a la problemática familiar han sido constantes y numerosas: "El valle del arco iris", "Llueve sobre mi corazón", "Rebeldes", "La ley de la calle", "Jardines de piedra", "Tucker, un hombre y su sueño", "Vida sin Zoe", "Jack", y como no, "Los padrinos".

Todas ellas son películas que tienen algo del Coppola que ansía conocer su mundo interior. Descifrar sus conflictos más escondidos. Todas mantienen en mayor medida una relación muy personal con su vida y con sus miedos interiores, y que le ha llevado hasta “Tetro”, continuando una identificable línea marcada con la anterior “Youth without youth”, manteniéndole inmerso en un mundo particular, casi secreto y con extensas connotaciones singulares.

“Tetro” comienza siendo una más que interesante historia que promete trasladarnos al cine con mayúsculas y que se evapora tan rápido que apenas deja rastro cuando finaliza. Unos poderosos primeros diez minutos dan paso lentamente a una narración carente de fuerza, con pocos argumentos dramáticos y con la sensación de que lo que se cuenta no interesa demasiado, llegando incluso en ocasiones a una suerte de folletín que puede llegar a resultar somnoliento. Ni la historia consigue sostenerse en ningún momento, ni los personajes tienen la fuerza necesaria para ser por ellos mismos un torrente sentimental, a pesar de estar ante un excelente papel de Maribel Verdú y un correcto Vicent Gallo. El papel reservado para Carmen Maura como crítica de teatro puede explicar muy bien hasta qué punto lo que comienza como un serio proyecto personal se va transformando en una sucesión de historias huecas y ciertos pasajes que rozan el esperpento.

Aún así, e intentando borrar de nuestras cabezas, escenas finales que se acercan a la ridiculez, y que no son dignas del extraordinario Coppola, la película nos deja dos o tres magistrales escenas que nos recuperan al cineasta con recursos. Hay miradas que disparan directamente al alma del espectador, y un toque independiente que en ocasiones resulta creíble aunque a veces vaya perdiendo fuelle. La relación entre hermanos está presentada con torpeza, pero en cambio ciertas metáforas, así como pasajes donde se combina música, danza y recuerdos imborrables hacen que haya merecido la pena sentarse a descubrir esta nueva obra de uno de los cineastas más importantes.

Una historia que aborda los sentimientos humanos sin miramientos y suplicando frases como la que aparece nada más comenzar la película en un muro de una calle cualquiera en un humilde barrio argentino: “No sueltes la soga que me ata a tu alma”.

Muy lejos del mejor Coppola, pero lejos también de un cine mediocre donde pretenderán colocarle algunos.
Sergio Roma
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