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Estados Unidos Estados Unidos · Laurens, Iowa
Voto de Alvin Straight:
6
Thriller. Intriga Johnny Boz, antiguo cantante de rock y propietario de un nightclub de San Francisco, aparece brutalmente asesinado en su cama. La última vez que se le vio estaba con su novia, Catherine Tramell, una atractiva escritora de novelas de intriga. El agente Nick Curran, que atraviesa un mal momento, pues acaba de desintoxicarse de su adicción al alcohol y a las drogas, recibe el encargo de vigilar a Catherine, principal sospechosa del crimen. (FILMAFFINITY) [+]
23 de agosto de 2007
268 de 409 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente, no me incumbe para nada cualquier aspecto técnico de esta película. Me importa el contexto y me importa Sharon Stone. Y el paso definitivo para hacer una crítica de esta película y no de, por ejemplo, 'Este poli es un panoli', viene dado tras ver escrito el nombre del grupo de hxc melódico 'Bad Religion' con tilde en la o en una crítica de otra película de este mismo director. Confieso que me flipan estos detalles. Del mismo modo también disfruto con el usuario que comienza sus críticas con un "Hola". Joder, este tipo de golpes de humor, muchas veces involuntarios, son de los que me alegran las mañanas.

CONTEXTO: La primera mitad de los 90 se recuerda, fundamentalmente, por una lucha trepidante entre dos grandes amantes de la belleza femenina y por qué no decirlo, de los buenos coños.

En una esquina del cuadrilátero tenemos a Paul Verhoeven, el holandés salido. En sus inicios le gustaba filmar escenas tórridas en películas que no tienen el menor interés, excepto si tu nick es Grandine. Luego le dio por la ciencia ficción violenta y con supuesto mensaje, rollo Desafío Total o Robocop, para volver en los 90 con lo que más le hacía feliz: los chochitos.

En la otra esquina del cuadrilátero tenemos a Andrew Stevens, un "hijo-de" que consiguió, por enchufe, trabajar en algunas películas notables. Al lado de actores de gran talento se dio cuenta que era un paquete... un gran paquete lleno de mierda como actor. Entonces este visionario se puso manos a la obra. Primero, pasando olímpicamente del estrellato y de mejorar como actor, mientras fileteaba con playmates en películas de medio pelo, y más tarde montándose en el dólar como productor de, entre otras tonterías: "Los Elegidos", "Campo de batalla: la Tierra", "El arte de la guerra", "Falsas apariencias" o "Cosas que diría con sólo mirarla".

En 1990, Andrew Stevens estrena, por decir algo de una película que fue directamente a los videoclubs y a las madrugadas de Tele5, 'Obsesión en la oscuridad', que escribe y protagoniza para su propio gozo. En ella, y sus posteriores secuelas, hace de vigilante de seguridad en casas de lujo. En el papel femenino, siempre hay una rubia atractiva sospechosa de haber cometido algún tipo de delito, con grandes dotes para la psicología, la manipulación y el noble arte de follar. Y por supuesto, acaba embaucándole. Son un tipo de películas cuya finalidad es ofrecer carnaza para wankers primerizos o viejos verdes. Y, efectivamente, hacia la segunda mitad de los 90 yo representaba al primer sector, cuando Andrew Stevens se ventilaba a esa gran MILF llamada Shannon Tweed y repetía una y otra vez la misma fórmula con títulos como "Seducción sin límite", "Sueños prohibidos", "Venganza de mujer", etc., casi siempre con sus respectivas secuelas-fotocopias.

-sigue abajo-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alvin Straight
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