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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Adaptación del drama homónimo de Tennessee Williams, ambientado en una pequeña población de Mississippi. Desde siempre, Alma (Geraldine Page), una joven tímida y muy espiritual, ha estado enamorada de John Buchanan (Laurence Harvey), un médico de ideas materialistas que sólo tiene ojos para Rosa Zacharias (Rita Moreno), la apasionada y desenvuelta hija del dueño del casino. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2013
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quito el sombrero ante Peter Glenville… y mi más profunda manifestación de aprecio a Geraldine Page, pues su talento y profesionalismo, son los que han puesto el gran sello de la trascendencia a la amarga pero realista obra del inmortal Tennessee Williams, “VERANO Y HUMO”. Ya la Page se había ganado el Drama Award de la crítica newyorkina por su representación en las tablas de la valiente pero solitaria Alma, y al momento de emprender el proyecto fílmico, Glenville supo que no podía ser otra diferente a ella, quien dejara para la posteridad esta soberbia representación.

El director inglés (¡cómo fue posible que tan solo hiciera siete películas!) consigue captar a plenitud la honda inconformidad de Williams frente a la sociedad que padeció, y se consagra al personaje de Alma como ejemplo palpitante de la mujer de espíritu, brillante y sensitiva, para la que pareciera no haber lugar en este mundo signado por el materialismo. Y para ilustrar al hombre superficial y físico, toma como preclaro ejemplo al médico al que la misma universidad solo ha preparado para captar la materia contenida en el cuerpo, sin conseguir trascender de ella ni siquiera un ápice.

Alma es culta, indaga, se cuestiona, y cree primero en la fuerza del espíritu y en la trascendencia del amor, antes de dar el paso hacia la corporalidad del mismo. Pero aquella Glorious Hill (Colina de la Gloria) donde habita, es un mundo donde prima la carne y el instinto, y donde saber vivir consiste en jugar, beber y tener sexo. Por esto, su intenso amor por John Buchanan quizás sea una eterna decepción, pues el médico está bien adaptado a la “cultura” de su tierra, y sus escasos interrogantes y reflexiones, los supera enseguida que una mórbida carne o una pelea de gallos se interponen en su camino.

Una puesta en escena meticulosamente cuidada, recrea la magia de la tierra con sus días cálidos y sus románticas noches, sutilmente contrastada con el barullo y la lobreguez de aquellos espacios donde se desvanecen los valores. Una emotiva música acentuada por los violines, refuerza los más dramáticos momentos con efectiva precisión. Unos diálogos rigurosamente escogidos para decir, con altura, lo preciso y lo oportuno, y para sacar a flote el más hondo sentir de sus contrastados personajes, elevan grandemente el relieve de la historia. Y el resto, es nada menos que esa potente presencia actoral, donde Geraldine Page se lleva todas las palmas, pues su personaje reclama un fuerte autocontrol y una capacidad de decir más con lo que siente que con lo que habla, que solo una actriz de su talante podía lograr tal proeza. El Globo de oro y la nominación a los Oscar, fueron solo un mínimo reconocimiento a su esplendorosa labor.

Citando a Oscar Wilde, la maestra de canto le dice a su obtuso enamorado: “Todos estamos en el arroyo, pero algunos miramos hacia las estrellas”. Alma lo tiene claro y así ha vivido hasta ahora. Pero queda esperar que, la incomprensión y la fatuidad masculina, no la forcen a ella –ni a las pocas Almas que quedan en el mundo- a hundir el rostro en el arroyo para poder encontrar ese efluvio de felicidad que, pocos como ellas, se merecen.
Luis Guillermo Cardona
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