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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama. Romance Una mujer enferma, a la que queda poco tiempo de vida. Un criminal, y el policía que le custodia. Los tres coinciden en un viaje transatlántico, y ella y el delincuente acabarán enamorados, a pesar de que el destino los tiene marcados a ambos. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se llega a amar con pensamientos limpios y definidos; con la absoluta complacencia del espíritu al que ningún tropiezo lo anima a separarse; y por supuesto, con ese cuerpo que siempre se complace al contemplar, al oír, al acariciar… esa suerte de amor es para siempre, porque está sellado y lacrado con esa especial forma de entrega que complace al universo entero. No sucede con mucha frecuencia... pero cuando consigue darse, la vida adquiere más luz y la humanidad da otro paso seguro hacia lo eterno.

Así es el amor que nace, entre Dan Hardesty (el hombre que va con rumbo a su destino final) y Joan Ames (la joven que sabe que sus días están contados), en la magnífica historia que escribiera el productor y guionista estadounidense, Robert Lord (1900-1976), que ya fuera llevada brillantemente al cine por el director, Tay Garnett, con el título, “One way passage” (1932).

En 1940, por esos días que aseguran las productoras para desempolvar viejas y rentables historias, a la Warner Bros., se le ocurrió rehacer el magnífico filme de Garnett. Llamaron entonces a, Warren Duff, para que retocara un poco el guion utilizado antes, y éste añadió unas cuantas escenas e incluyó algunos diálogos más que permitieran alargar el metraje. Como protagonistas, se eligió a un par de actores de mediano costo como fueron, Merle Oberon y George Brent, e incluso se llamó de nuevo a, Frank McHugh, para que rehiciera su célebre rol de Skippy, aunque ahora llamado, Rockingham T. Rockingham. Quedaba entonces definir al director… y se pensó en, Edmund Goulding, un sobresaliente director de dramas y comedias, quien, por estar bajo contrato, no podía decir que no. A éste, le encomendaron ser fiel a las escenas claves de, “One way passage”, y de resto podía contar con cierta soltura para ampliar en media hora la duración que, en el filme original, fue de tan solo 67 minutos.

Con tal condición, lo que reluce en general en este remake, son las escenas que planeara y definiera, Tay Garnett, en su antológico y memorable filme: El bello encuentro en el bar y la detención… La caída al mar… El pícaro Rockingham salvándose por un pelo de la policía… Las colillas de cigarrillo que caen una sobre la otra… Escenas que, Goulding, repite desde los mismos ángulos y con situaciones casi exactas. Pero, cuando se hace un remake, el propósito debería ser mejorar lo antes hecho, y no obstante, los protagonistas no consiguen atraparte aquí en más de uno o dos momentos y ya en la última media hora; el personaje que repite McHugh luce bastante desencantado y con muy poca gracia, pues, buena parte de sus gags fueron descartados en aras de alimentar el melodrama, siendo bien probable que, Goulding, quisiera darle así, su toque personal.

El resultado de, <<VIAJE SIN RETORNO>> -que de seguro disfrutarán más quienes no conozcan, “One way passage”-, es que no dejó huella en la filmografía del notable realizador de ,“Grand hotel”, “Dark Victory" y "The Old Maid”, entre muchos otros aciertos.

Título para Latinoamérica: CAMINO A LA ETERNIDAD
Luis Guillermo Cardona
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