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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Musical Durante la fiebre del oro, Caroline Frost (Deanna Durbin), hija de un importante senador de la Costa Este, está enamorada de un joven oficial del ejército que no goza de la simpatía de su padre. Empeñado en que Caroline olvide al hombre de sus sueños, el senador le envía a California, pero no cuenta con que ella va a seguirle por tren, barco y caravana, haciendo curiosos compañeros de viaje. Entre ellos un príncipe ruso (Akim Tamiroff) ... [+]
5 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caroline Frost es una chica encantadora, alegre, pícara, confiada… y con una voz de alondra que pareciera emanada del cielo. Hija de un quisquilloso senador que –con razón- no quiere ver a su linda hija casada con cualquier pelafustán, Caroline se siente muy atraída por el teniente Robert Latham, el cual no gusta a su padre por razones que éste resume refiriéndose a él como “un sinvergüenza inútil”… pero que quizás se avengan con su profesión en la que, celos y encierro, son “regalo” común para esta suerte de esposas. Y para Martin Frost, su hija es una promisoria soprano con un futuro en los escenarios que nadie debe parar.

El condescendiente fatum entrará entonces en escena, y tras proponerse Caroline escapar de su padre para seguir a Latham quien, con su ejército, ha partido hacia el fuerte Bridger, en su camino se tropezará con un especial y “non sancto” jugador llamado Johnny, y con él algunas cosas van a cambiar… y un montón de regocijantes aventuras vamos a presenciar cuando se sumen a aquella caravana que viaja esperanzada tras el oro de California.

“FELIZ Y ENAMORADA” fue el primero y único technicolor que consiguió hacer la estupenda actriz y cantante Deanna Durbin, quien se apunta aquí otro de esos gratos filmes que consiguió darnos a lo largo de su carrera. Es éste un western semi-musical con canciones de Jerome Kern e E. Y. Harburg, que además de estar magníficamente ambientado, consigue unos toques de comedia bastante entretenidos, sobre todo cuando entran en escena dos truhanes que juegan a ser nobles rusos, empeñados ahora en hacerse con el prometedor baúl de la señorita, y cuando aparece el viejo estafador a quien la vida sonríe en cada timo que emprende.

Esta es la suerte de filme que veíamos en aquellas tardes de domingo de nuestra adolescencia y de los cuales salíamos encantados porque sentíamos haber estado en otro mundo colmado de luz, color y gratas aventuras, lo que resultaba un verdadero solaz para nuestra cotidianidad en la que, las carencias económicas y un cierto aire de rutina, eran bastante comunes.

Frank Ryan, quien ya había dirigido a Deanna Durbin en “Hers to hold” (1943), vuelve a contar con ella en un filme que supera notablemente al anterior y donde la actriz luce esplendorosa en una suerte de aventura que debió repetirse en otras tantas ocasiones. Y un estupendo reparto, con figuras como Robert Paige, Akim Tamiroff, Ray Collins y Leonid Kinskey, entre otros, consigue colmar de simpatía un festivo western-musical que nos asegura un rato bastante divertido.

¡Bienvenidos a la caravana!
Luis Guillermo Cardona
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