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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama. Comedia Una maestra de 24 años intenta por vez primera afrontar sus temores iniciales y prejuicios haciendo diferencia en las vidas de los niños sin hogar a los que enseña en un aula improvisada en un refugio. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prolífica por donde se le mire, Stacy Bess es una educadora, escritora y conferencista, galardonada con numerosos premios por su labor en pro de los niños sin techo de los EEUU. Casada desde hace tres décadas, es la feliz madre de seis chicos (en la película va por el número tres) y ahora está dedicada a escribir y a dictar charlas que motiven mejores condiciones para los niños pobres que, en vez de reducirse en el mundo como debiera ser, cada día aumentan cual si fuera éste un mal irresoluble.

Su libro, “Nadie no ama a nadie” fue un éxito de librerías y la productora Hallmark pronto se interesó por llevarlo al cine, quizás por la novedad que ofrece al salirse del marco de la pizarra para mostrar todo un compromiso de tarea comunitaria y de intervención con el Estado, en el que se da prueba de una vocación absolutamente ejemplar.

La historia que se nos cuenta en “DETRÁS DE LA PIZARRA”, se centra en la primera labor como maestra que asume una chica de 24 años recién egresada de la preparatoria, quien, esperanzada de llegar a un colegio como aquel en el que ella estudió “un increíble lugar donde los niños se hallaban a salvo y a gusto”, de pronto se enfrenta a la dura realidad de un refugio para familias sin techo donde, “la escuela”, es un salón desvencijado, sin nombre y sin más recursos que unos pocos pupitres, un tablero y un almuerzo proporcionado por el gobierno escolar.

Como es de esperarse, la primera sensación es de pesadumbre y descorazonamiento… pero pronto, la joven maestra comienza a descubrir los potenciales, los valores y la inmensa oportunidad que le está ofreciendo la vida para hacer algo grande… y entonces se entrega con alma, vida y sombrero (el de Danny) a aquella poderosa y humanitaria labor. Aplausos para Greg, el enamorado e incondicional marido dispuesto a apoyar a su esposa en todos sus propósitos.

Suena un tanto a deja vu algunas de las cosas que suceden, pero siento que pese a sus limitados recursos y como lo sugiere su título original, este filme se sale del marco de la pizarra para mostrar la encomiable labor de una completa socióloga que, sincera al reconocer que “la pobreza me asquea y hasta le temo, y ni siquiera estoy dando a los niños lo mejor de mi”, de pronto aprende a descubrir el inmenso valor de aquella estupenda muchachada y de aquella gente que solo espera una oportunidad para demostrar que tienen un alma amorosa y generosa como cualquier ser humano.

Hay mucha calidez, numerosos ejemplos de solidaridad y de potenciales que esperan ser descubiertos, y sobre todo, refulge la plenitud de una profesión que, ejercida con espíritu, puede lucir como la más maravillosa del mundo.

Encantadora presencia de Emily VanCamp representando a esa suerte de profesoras que, resultan tan escasas en la vida real, que toca hacerles a cada una cuando menos una película.
Luis Guillermo Cardona
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