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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia En tiempos en que el combustible escasea a causa de la II Guerra Mundial, la familia de una muchacha es engañada por un farsante que dice tener una fórmula que cambia el agua en gasolina, pero Stan y Ollie la ayudan a recuperar diez mil dólares. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de terminado su largo contrato con la MGM, en 1938, Laurel & Hardy se pasearon por la RKO, la United Artists y luego, aún en tiempos de guerra, pasaron a la 20th Century Fox, productora con la que hicieron seis películas, cuatro de ellas asignadas al notable director Malcolm St. Clair, siendo “LADRÓN QUE ROBA A LADRÓN” la primera de ellas y, a todas luces, su primer acierto.

Esta historia ya había sido rodada, en 1933, con el título “Arizona to Broadway”, dirigida por James Tinling y con la linda Joan Bennett como la joven que busca resarcir a su pariente estafada. Ahora, en un eficiente tono de comedia gansteril, St. Clair logra extraer el mejor partido de la encantadora pareja y los convierte en dos luchadores por una estupenda causa: Timar a expertos timadores.

Se trata de un comienzo descarriado: Laurel & Hardy se unen al ingenioso Chester Wright, el hombre que “inventó” una innovadora píldora que resolverá de una vez por todas la escasez de combustible que ha traído la época. Basta echar una de estas pastillitas en cualquier vasija con agua y ésta, de inmediato, se convertirá en gasolina que, además, aumenta el rendimiento del motor. Todo ha sido cuidadosamente pensado para que la estratagema funcione… pero, llegan las ocasiones en que la vida quiere sacarte del mal camino, y te la pone bailando para que elijas si haces una buena obra o sigues aprovechándote de la credibilidad de tu prójimo.

En el camino de Chester se cruza entonces la cantante Susan Cowan, y al enterarse de que su madre ha sido timada en diez mil dólares, su corazón (y su razón) se ponen del lado de ella, y seguido por su par de aliados, se proponen resarcirla timando a los timadores.

La trama es bien ingeniosa y nuestros héroes de ocasión se lucen con eficaces estratagemas para redondear su objetivo. La fotografía es bien cuidada y el filme es rodado en atractivos sets donde se logran momentos de alta eficacia en la acción.

Como en las comedias de los Hermanos Marx, aquí me parece que sobran las tres largas canciones que interpreta Vivian Blaine, una bien parada chica, pero poco motivadora como actriz. De resto, el filme tiene solidez argumental, unas deliciosas interpretaciones del gordo y el flaco, y puede sumárseles, Lee Patrick, quien logra una deliciosa secuencia como la seductora Mary.

Es seguro que van a divertirse.
Luis Guillermo Cardona
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