La casualidad como fondo de esta historia. ¿Existe el destino? ¿Somos hijos de la casualidad ? 15 minutos para narrar cómo mientras hay vida, hay esperanza. Esperanza en el amor. Y como cambia una vida en función de un suceso puntual, casual.

Aunque algo mascado el final, sirve para reparar en que un cúmulo de circunstancias que se alejan de nuestra voluntad y control, forjan la vida cotidiana de cada uno de nosotros. En este caso un poeta, una granjera, una pequeña sirvienta, y un joven aprendiz de escritor.

La simpleza y lo esquemático de los dibujos, a la vieja usanza, lejos de afear la historia, la envuelve de un halo de sencillez y simpleza que suma. Y claro, la narradora, que hace el resto.