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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama. Intriga Lila Cassen (Najwa Nimri) era la cantante española con más éxito de los noventa hasta que desapareció misteriosamente de un día para otro. Diez años después, Lila prepara su triunfal vuelta a los escenarios pero, poco antes de la esperada fecha, pierde la memoria al sufrir un accidente. Violeta (Eva Llorach) vive dominada por su conflictiva hija Marta (Natalia de Molina). Cada noche escapa de su realidad haciendo lo único que la hace ... [+]
5 de abril de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje del madrileño Carlos Vermut, que se ganó el respeto del público y la crítica con la más que interesante “Magical Girl” (2014), y ahora con su segundo film, rodado con más precisión y ambición sin olvidar la importancia que le da a los personajes, se inmiscuye en un “film de mujeres” en las que ellas toman las riendas en un drama planteado como un duelo de rivalidades interiores, y prácticamente rodado en los fríos interiores del fastuoso chalet de diseño frente al mar, residencia de una de ellas.

Lila Cassen (Najwa Nimri) una cantante en el ocaso que sufre de amnesia y con la fama a punto de quebrar por su larga ausencia en los escenarios y Violeta (Eva Llorach) una fan de su música son las dos protagonistas de éste pausado drama que va tomando las directrices propias del género pero tratadas con la más suma exquisita delicadeza (desde un harmonioso uso de la fotografía a los diálogos). Poco a poco Lila y Violeta van desnudando sus ansias, miedos, alegrías y esperanzas, cuando una es auxiliada por la otra… La excusa de la ayuda mutua para equilibrar y dar sentido a sus respectivas vidas queda plenamente en suspenso cuando se insinúa una cierta rivalidad entre las dos. Pero el duelo se basa en sus respectivas carencias (mientras una necesita recuperar la memoria y así cobrar nuevamente su vida de cantante, la otra se evade cantando sus canciones en el karaoke para huir de una hija bastante violenta e inestable interpretada con sutil eficacia por Natalia de Molina). Las conversaciones entre ellas irán ascendiendo en una amistad en la que se ven reflejadas anímicamente como dos gotas de agua.

Vermut se postula como un nuevo pedro Almodóvar, más reflexivo o, incluso me atrevería a decir más inquietante. Pero es un maestro de las secuencias pausadas, silenciosas y si, en este caso, precisa de claustrofobia, mejor. Para darle ambiente a una película de terror o suspense sería un maestro (la secuencia del sueño de Lila es muy de David Lynch), pero prefiere deambular en sus géneros favoritos fusionados entre la comedia y el drama.
Natxo Borràs
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