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Voto de Natxo Borràs:
7
12 de noviembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Boorman rodó éste magnífico alegato ecológico sobre la extinción de la selva del Amazonas a un ritmo uniformemente acelerado uniendo y provocando, como pretexto, el choque del progreso hacia la civilización más primigenia: la que reside en la jungla, aislada de todo contacto con la civilización moderna.
Boorman volvió a contar con la colaboración del guionista Rospo Pallenberg con quien ya había trabajado en “El Hereje” (Exorcist II: the Heretic, 1978) y la fenomenal “Excalibur” (1981).
La desaparición de un niño (interpretado por Charley Boorman, hijo del director), obliga a su padre (Powers Boothe), un ingeniero norteamericano que supervisa la construcción de una presa en el Amazonas a adentrarse en la selva y hallar su paradero diez años más tarde. Y en todo ese tiempo la que se considera la más impirtante reserva vital de oxigeno en la Tierra ha conocido la mano destructora del hombre.
Un film de aventuras no convencional y con mensaje de advertencia directo que aún prevalece. La buena dirección de Boorman en éste proyecto le ha llegado a tener el reconocimiento para muchos de que se trata una de sus mejores películas. Probablemente por su desprendida belleza e inevitable canto a la Naturaleza salvaje, y a años de luz de otro film de lectura ecologista, aunque más oscuro y violento, que dirigió Boorman años atrás: “Defensa” (Deliverance, 1972).
Boorman volvió a contar con la colaboración del guionista Rospo Pallenberg con quien ya había trabajado en “El Hereje” (Exorcist II: the Heretic, 1978) y la fenomenal “Excalibur” (1981).
La desaparición de un niño (interpretado por Charley Boorman, hijo del director), obliga a su padre (Powers Boothe), un ingeniero norteamericano que supervisa la construcción de una presa en el Amazonas a adentrarse en la selva y hallar su paradero diez años más tarde. Y en todo ese tiempo la que se considera la más impirtante reserva vital de oxigeno en la Tierra ha conocido la mano destructora del hombre.
Un film de aventuras no convencional y con mensaje de advertencia directo que aún prevalece. La buena dirección de Boorman en éste proyecto le ha llegado a tener el reconocimiento para muchos de que se trata una de sus mejores películas. Probablemente por su desprendida belleza e inevitable canto a la Naturaleza salvaje, y a años de luz de otro film de lectura ecologista, aunque más oscuro y violento, que dirigió Boorman años atrás: “Defensa” (Deliverance, 1972).